vitoria. José Antonio Antón, directivo de Atresmedia, destaca la perfecta definición de la psicología de los personajes principales en The following y la inevitable fascinación que despierta el malo, "un psicópata con cobertura metafísica".

¿Por qué han adquirido esta serie?

Cuando fue presentada el año pasado en los Screenings despertó mucha expectación y su estreno en Fox demostró que era una de las revelaciones en Estados Unidos. Funcionó muy bien desde el inicio y se garantizó su renovación enseguida. Creemos que es una serie muy nueva porque no se había explorado el concepto de un asesino en serie que genera un culto a su alrededor. Además tiene a Kevin Bacon en el reparto, que le da un caché que muchas veces no tienen los productos de televisión. En general creemos que es un producto extraordinario, por eso apostamos por ella antes de saber que iba a ser renovada.

Esta ficción es un claro enfrentamiento protagonista-antagonista, en el que el villano parece más listo y carismático que el héroe...

El papel de James Purefoy está muy bien interpretado. Le da un magnetismo y un carisma que no te lo crees hasta que le ves actuando. Es un poco como en El silencio de los corderos. Al final, el Hannibal Lecter de turno genera una atracción que incluso te hace sentirte un poco culpable porque te fascina. La serie pivota más alrededor de su personaje que del de Kevin Bacon. Carroll es muy misterioso y a la vez maquiavélico y embaucador. El enfoque hace que el espectador esté del lado del protagonista pero que sienta curiosidad por las motivaciones y por todo lo que hay detrás de este profesor de universidad.

Es el primer papel protagonista de Kevin Bacon en televisión. ¿Esto ha sido un aval para la serie?

Totalmente. Solo había hecho intervenciones esporádicas y muchas veces haciendo de sí mismo. Como protagonista es la primera vez que está en televisión. Para nosotros fue una garantía más. Entendemos que un actor de su talla se haya sentido atraído por este producto.

El creador de 'The following' es Kevin Williamson, que está detrás de famosos sustos como los de 'Scream' o 'Sé lo que hicisteis'. ¿No es una serie para miedosos?

Este no es un producto de terror y Williamson, que es un guionista que maneja fenomenal la psicología de los personajes, está detrás de otras cosas como Dawson's Creek, con la que revolucionó las series de adolescentes. The following es más de tensión, y a veces de incomodidad, que de sustos propiamente dichos, aunque alguno hay. Es un gran thriller que te tiene en el borde del asiento en cada capítulo y siempre hay algún giro final que te descoloca. Es una serie muy intensa.

¿Su mayor mérito son esas continuas vueltas de tuerca y sorpresas? ¿Busca que el espectador se vuelva un poco paranoico creyendo que todo el mundo puede ser malo?

Totalmente. Es su gran baza y un poco el origen de The following. Podemos no ser conscientes de que el vecino, el compañero de trabajo o incluso un familiar pueden ser Carroll o un seguidor suyo. La incertidumbre de no saber de quién te puedes fiar genera tensión.

Joe Carroll, al que se ha dotado de tanta cultura y de un halo mesiánico, ¿no es un poco pedante con tanto Poe a todas horas?

(Ríe) Un poco sí. Es un profesor de universidad experto en Literatura y concretamente en Edgar Allan Poe. A veces resulta increíble que haya montado todo ese culto solo por admirar a Poe y creer que la muerte es una muestra de belleza. Es la excusa para justificar su conducta y la cobertura metafísica y existencial de que lo que hace es arte, que le exime de ser el simple psicópata de turno. Lo que hace es envolver un comportamiento delictivo y horripilante en ese halo de misticismo que le da la posibilidad de atraer a la gente.

El actor británico James Purefoy ha trabajado en la Royal Shakespeare Company. Se han juntado un intérprete habitual del cine con otro del teatro. ¿No es curioso?

Sí, Purefoy es muy bueno para este papel. Ser inglés le da otra forma de aproximarse a la interpretación. Se nota. Los actores británicos tienen la capacidad de transmitir mucho con menos gestos. Purefoy sigue esa línea. De cada gesto o palabra suya puedes sacar miles de matices que le vienen muy bien al personaje porque ayudan a generar más incertidumbre. No creo que hubiera sido igual con un típico actor americano de televisión.

¿Qué puede decirle a la gente que cree que es una serie más de policías y criminales?

Que la vean y la juzguen después del piloto. No es una serie convencional, rompe muchos esquemas de la televisión habitual. Además desarrolla una trama a lo largo de toda su primera temporada que está muy pensada desde el episodio inicial hasta el final. Yo creo que es una especie de viaje en montaña rusa que no te esperas al principio y que no sabes cómo va a acabar.

En Estados Unidos varios medios la han acusado de violenta y sombría. ¿Qué le parece?

Desde luego no es para niños. La violencia no está tanto lo que se ve en pantalla -porque en otras producciones es más explícita-, sino por lo que se transmite, por lo que pasa por detrás; en la aparente normalidad del comportamiento de este grupo de seguidores del psicópata. Eso es lo que genera más incomodidad. En cuanto a lo de sombría, yo más bien diría que tiene muchos matices: no hay personajes maniqueos, no hay buenos y malos claramente sino toda una gama de colores. También el personaje de Bacon tiene detrás una vida complicada, una relación rota y sus propios fantasmas. Y Purefoy, al margen de ser un psicópata, tiene una historia que despierta la curiosidad del espectador.