VITORIA. La Mejor Chef Femenina del Mundo en 2012 recuerda que las dos familias tienen "una gran amistad. En mi casa veíamos mucho Con las manos en la masa, a mi padre le encantaba. Y a su madre -mi amoña Paquita-, que era cocinera, también. Yo solía verlo con ella, las dos calladas, y luego lo comentábamos. A los 15 años ya me gustaba mucho la cocina, en vacaciones iba un par de horas con mi hermana a ver mis padres, a la abuela y a la tía Serafina al restaurante y se me empezó a despertar el gusanillo. Era justo cuando daban Con las manos en la masa, que para mí era lo más de lo más. A finales de los 80 era cuando tenía que decidir a qué dedicarme y este programa fue una carga de energía, me marcó mucho", añade. "Lo que más me gustaba era la puesta en escena, lo bien que estaba hecho, con naturalidad y a la vez con seriedad. Incorporar famosos, ver su lado humano, fue muy entrañable y original". Recalca que "se veía que la gente iba sin miedo, y eso es muy importante para cocinar. Elena transmitía tranquilidad y naturalidad. Cada vez que viene a nuestro restaurante, nos ponemos nerviosos (se ríe) porque sabemos que entiende mucho. Sus hijos también saben mucho de cocina, ha sido buena profesora", concluye. "Elena Santonja acercó la cocina bien hecha a las casas".
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