Jorge Vilda, exseleccionador español femenino de fútbol, ha asegurado durante su declaración en la Audiencia Nacional que se acercó a hablar con la familia de la jugadora Jennifer Hermoso por "voluntad propia" y para tratar de frenar el "impacto negativo" que desde su punto de vista podía tener el beso que Luis Rubiales propinó a la futbolista y de este modo tratar de "normalizar la situación".
Vilda ha reconocido también que en el vuelo de vuelta a España no vio "oportuno" acercarse a Hermoso, que estaba "en su celebración" con sus compañeras. Fue mas tarde, durante la declaración de la jugadora en la vista oral, cuando descubrió que le dolió que su exentrenador no se preocupase por su estado de ánimo. "Igual tenia que haberle preguntado cómo estaba", ha afirmado, aclarando que, tras ese incidente, no han vuelto a hablar.
Con quien sí habló Vilda fue con el hermano y un amigo de Hermoso, a los que preguntó "si habían visto lo del beso". Él (el hermano de Jenni) me acuerdo muy bien de esas palabras porque luego se han repetido muchas veces, lo tilda de anecdótico, de una anécdota y de algo sin importancia", ha sostenido.
Solo percibió "jolgorio"
El técnico ha asegurado que en ningún momento observó malestar en Jenni Hermoso tras el beso. A las preguntas de la fiscal Marta Durántez, Vilda ha señalado que solo percibió "jolgorio" entre la jugadora y sus compañeras tras ganar el Mundial.
Vilda ha asegurado que no presenció el suceso en el podio de entrega de medallas, ya que en ese momento se encontraba atendiendo a su hija, quien presentaba problemas de salud. Según su testimonio, fue durante la celebración en el césped cuando se enteró del incidente, pero inicialmente nadie le dio mayor importancia.
En el trayecto en autobús hacia el aeropuerto, Vilda escuchó comentarios relacionados con el beso, mencionando frases como "beso, beso, presi, presi". Al llegar al avión, observó que el asunto estaba generando una "considerable repercusión mediática".
Vilda, que afronta un año y seis meses de cárcel por un presunto delito de coacciones, escuchó conversaciones entre miembros del gabinete y del departamento de prensa de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), quienes discutían sobre el impacto mediático y buscaban un consenso para manejar la situación. "Daban vueltas a ver cómo se podía hacer para parar todo aquello que estaba pasando", ha relatado.
Vilda también ha mencionado que Rubiales subió al autobús y le comentó que le habían preguntado sobre el beso y que había respondido de manera inapropiada, pero que "no estaba afectado, disgustado o preocupado" en ese momento.
Respecto a las presuntas presiones a la jugadora para que restara importancia en público a lo sucedido, Vilda ha negado que el expresidente de la RFEF le pidiera que intercediera. "En ningún caso Rubiales me pide que vaya a hablar con Jenni. Fue de mutu propio", ha señalado.
Luque niega presuntos sobornos
Tras Vilda ha declarado Albert Luque, exdirector deportivo de la selección española masculina, quien ha negado presuntos sobornos como denunció la amiga de la jugadora Ana Ecube. "¿De qué le voy a ofrecer yo trabajo a Ana Ecube si los 15 minutos que hablamos lo hicimos sobre Jenni? No sé ni de qué trabajaba ella ¿Cómo le voy a ofrecer trabajo?", ha dicho Luque. El exjugador de fútbol se escudó en que en el pasado le hizo algunos "favores" a Jenni Hermoso. "No la dejaban entrar en algunos locales VIP de Ibiza y me pedía que la entrara", ha afirmado.
Luque, que ha recalcado que acudió a Ibiza "como amigo de Jenni", ha sostenido que únicamente le dijo a Ecube que quería saber cómo estaba la jugadora. "No estoy aquí ni por Federación Española, no estoy aquí ni como director de la Selección Absoluta Masculina, ni nada de eso", le habría aclarado entonces.
Tras no conseguir hablar con ella (no contestaba a sus mensajes de whatsApp), el exdirectivo de la RFEF tuvo "una respuesta desafortunada por un cúmulo de cosas". "Si volviera para atrás... le digo que me arrepiento de esa respuesta, pero es una conversación con una persona que yo estoy en un malestar, soy persona de sangre caliente y sin contar hasta diez, contesto. ¿Vale? Y es un WhatsApp desafortunado", ha reconocido. En esos mensajes, calificó a Hermoso de mala persona y deseándole que se quedara muy sola en la vida.
Por su parte, el exresponsable de Marketing de la Federación, Rubén Rivero, confesó que "ni siquiera vi el beso hasta que me lo enseñó alguien en una fiesta". Rivero fue el encargado de organizar la fiesta de las jugadoras en Ibiza. Al respecto ha comentado que el viaje a la isla surgió por unas gestiones previas de unos amistosos en las que el president del Consell Insular invitó a las jugadoras a celebrar el título allí. "Yo fui quien negoció los amistosos y era el único que conocía a las autoridades allí, por eso fui", ha asegurado
Rivero se ha definido como "amigo, esclavo y siervo, de las jugadoras". "Si querían biquinis, les traía biquinis, si querían más ostras en la cena, se las conseguía", ha relatado.
Sobre su charla con Hermoso, Rubén Rivero ha dicho que lo hizo porque se lo pidieron Luque y Miguel García Caba (exresponsable de Integridad de la RFEF) "y yo soy un profesional". Sin embargo, ha aclarado que "Jenni en ningún momento me traslada su estado de ánimo".
Visto para sentencia
En las alegaciones finales, la fiscal ha mantenido su petición de dos años y medio de prisión por un delito de agresión sexual y otro de coacciones para Rubiales.
En el caso de Vilda, Luque y Rivera, Durántez también mantiene su solicitud de un año y medio de prisión por un delito de coacciones.
También las otras dos acusaciones, la que ejerce Jenni Hermoso y la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), han elevado a definitivas sus conclusiones; como así las defensas, aunque la de Albert Luque ha modificado levemente su escrito para pedir condena en costas para la acusación popular y particular.