El acusado por los asesinatos de los tres hermanos de Morata de Tajuña (Madrid) y de su compañero de celda en la cárcel de Estremera permanece en un módulo de aislamiento y se le aplica el protocolo para presos extremadamente peligrosos o manifiestamente inadaptados al régimen ordinario.

Fuentes penitenciarias han informado a EFE que en el departamento de aislamiento en el que se encuentra Dilawar Hussein F.C., de origen paquistaní y 42 años, hay cerca de cuarenta presos más con las mismas características.

Muchos de ellos están el régimen más severo y estricto del sistema penitenciario, el primer grado, donde se limitan sus salidas al patio, se les cachea con frecuencia y se les inspecciona diariamente sus celdas y pertenencias.

Dilawar Hussein F.C., señalan las fuentes, apenas sale dos horas diarias al patio y los médicos le hacen chequeos a través de la cancela. Pese a encontrarse en prisión preventiva, se encuentra en aislamiento en virtud del artículo 10 de la Ley Orgánica General Penitenciaria, que permite que los reclusos que no han sido juzgados pero "de peligrosidad extrema o para casos de inadaptación a los regímenes ordinarios".

El procedimiento para aplicarse el artículo 10 a los internos preventivos, exponen las fuentes, es el mismo que el regulado para la clasificación de penados que ya están juzgados en primer grado.

Es por eso que la propuesta ha de realizarla la Junta de Tratamiento del centro penitenciario y se requieren los informes preceptivos y razonados de los equipos técnicos.

Tras pasar a disposición judicial el pasado sábado, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 9, en funciones de guardia, decretó su ingreso en prisión provisional comunicada y sin fianza, que a efectos prácticos tan solo ha confirmado su permanencia en la cárcel.

Llevaba interno en Estremera tres semanas cuando el pasado jueves supuestamente mató a golpes a su compañero de celda, un recluso de origen búlgaro y 39 años. Fue él mismo quien, de madrugada, comunicó a los funcionarios lo sucedido.

El 22 de enero se había entregado en dependencias de la Guardia Civil en Arganda del Rey, donde residía, y confesó ser el asesino de Amelia, Ángeles y Pepe, cuyos cuerpos sin vida habían sido encontrados cuatro días antes.