El fútbol vasco ha vivido este pasado fin de semana un nuevo caso de violencia en un campo de fútbol. Siguiendo el acta redactado por el árbitro del encuentro, una trifulca originada dentro del terreno de juego terminó con una batalla campal en la que participaron unas 100 personas entre las que se encontraban tanto jugadores como aficionados.

El encuentro, que enfrentaba a los juveniles del Lakua con el Indautxu, finalizó con victoria para los visitantes.

Pelea del público en el césped

El árbitro recoge en el escrito que "nada más finalizar el encuentro, jugadores de ambos equipos procedieron a empujarse y encararse los unos con los otros. Escasos segundos después, cinco aficionados saltaron al terreno de juego y empezaron a encararse con el portero del Indautxu y uno de ellos le propinó un puñetazo en el ojo al guardameta".

Derivado de este golpe y siguiendo estrictamente la versión arbitral, "esto hace que aproximadamente 50 aficionados de ambos equipos salten al terreno de juego y comience una batalla campal de unas 100 personas, en la que participan tanto jugadores como aficionados". 

En estos momentos, la integridad del árbitro "no estaba segura" y tuvo que ser "acompañado hasta los vestuarios" por "algunos trabajadores del Lakua", el equipo que ejercía como local. 

Minutos más tarde, las fuerzas de seguridad accedieron a las instalaciones deportivas de Sansomendi para controlar la situación y proceder a acompañar al colegiado hasta su vehículo para evitar "cualquier mal mayor".

El acta fue especialmente crítico con el padre de un jugador del Indautxu, expulsado de las instalaciones por el delegado del Lakua tras amenazar gravemente al colegiado. Este recogió en su acta insultos como "hijo de la gran puta", "me cago en tus muertos", "eres un casero de mierda" o "te voy a esperar a la salida".

Unos hechos lamentables que han motivado este lunes la repulsa de las instituciones alavesas, el Ayuntamiento y la Diputación Foral de Álava. El Indautxu, por su parte, también ha condenado la agresión sufrida por uno de sus jugadores y se pone a disposición de las entidades pertinentes "con la intención de depurar todas las responsabilidades para que un acto de esta índole no pase desapercibido".