EL 13 de diciembre de 2013, las 849 farmacias y los 322 centros de salud de Osakidetza repartidos por toda la CAV, completaban la dispensación y prescripción de medicamentos con la receta electrónica, tras la incorporación de Bilbao a la e-rezeta. Pero había sido meses antes cuando se había iniciado un despliegue paulatino. Concretamente fue en julio de hace diez años cuando arrancó de forma oficial aunque el proyecto piloto se inició en el 2012 en nueve localidades y veintiuna farmacias. Entonces se empezaron dispensando unas 62.000 recetas en formato digital. Ahora, la cifra se ha disparado.

Porque en una década de funcionamiento, los datos son apabullantes. Así en 2018 hubo, por ejemplo, 36.338.003 dispensaciones. En 2019; 36.816.649 dispensaciones. En 2020 bajó ligeramente como consecuencia de la pandemia con 35.223.901. En 2021, la cifra ya ascendió a 37.631.728 dispensaciones. Volvió a batir récords en 2022 con 39.308.979 dispensaciones. Y en lo que llevamos de 2023 ya se han despachado 20.419.045 de recetas electrónicas, lo que, de nuevo hace prever que se van a pulverizar registros.

Las ventajas de haber dejado de lado el papel parecen innegables. Porque con este método, el médico puede programar, en una única consulta, la prescripción de medicamentos para un tiempo prolongado, fundamental en tratamientos crónicos, pues evita la carga burocrática y la repetición de consultas, ahorrando molestias al paciente. También limita el almacenamiento de medicación en el domicilio y mejora la adherencia al tratamiento.

Cada día, pasan por las 850 farmacias que hay en Euskadi una media de 90.000 ciudadanos para recoger sus medicamentos

Juan Uriarte, presidente del Colegio de Farmacéuticos del País Vasco, es contundente a este respecto, “ni tenemos la mejor receta, ni el mejor sistema, pero el esfuerzo que hemos realizado nos sitúa por encima de otros servicios a nivel internacional”, afirma rotundo.

El anterior ‘modus operandi’

Todavía figura en la memoria cuando las personas se trasladaban con su medicación o con recetas en papel para varios meses cuando se desplazaban de manera temporal. Un 'modus operandi' totalmente ineficaz con una población que cada vez se mueve más, incluso personas mayores, y no era factible para poder acceder a los datos básicos de salud. El nuevo sistema resulta más eficiente ya que la tarjeta sanitaria cumple el papel de receta, y en el caso de los enfermos crónicos, les evita desplazarse al centro de salud cada vez que necesitan recetas nuevas.

Las 850 farmacias entonces no tenían ninguna conexión entre sí. Pero ahora han conseguido desarrollar una eficiente receta electrónica y un sistema de copago que propicia que no todo el mundo pague lo mismo, sino que abona la botica en función de su renta.

Desde 2018, los vascos también pueden usar sus recetas electrónicas fuera de Euskadi gracias a la incorporación vasca al servicio de interoperabilidad del Sistema Nacional de Salud, que habilita el uso de estas recetas en farmacias de otras comunidades. Y desde 2022, la e-rezeta de Osakidetza, puede utilizarse en algunos países europeos como Portugal, Polonia, Finlandia, Suecia y Estonia, ya que Euskadi fue seleccionada por el Ministerio de Sanidad para pilotar el proyecto de receta electrónica interoperable europea.

Este año apunta a récord ya que lo que llevamos de 2023 ya se han dispensado más de veinte millones de recetas electrónicas

El nuevo desafío es la tarjeta sanitaria digital. Según explica Uriarte, “la idea es incluso que se pueda compartir ese código QR con los familiares para que en diferentes situaciones, por ejemplo ancianos que son cuidados por sus hijos, puedan recoger el fármaco en la botica. También hay muchas familias diferentes, con padres que viven separados, que tienen que responsabilizarse de los tratamientos de los niños, y de esta manera, también pueden compartir la recogida de su medicación”, explica Uriarte.

Las mejoras introducidas no significan que la receta electrónica esté a salvo de incidencias. La última, sin ir más lejos, se produjo a finales de mayo por problemas técnicos que ralentizaron dos días y medio la dispensación de medicamentos. “En el servicio interviene el Gobierno vasco, así como los colegios de farmacéuticos. El tercer elemento es Euskaltel que une todo el nodo de Gobierno vasco, el nodo colegial y las 850 farmacias con una red de comunicaciones. Y para que todo funcione perfectamente, deben funcionar las tres patas del sistema. Si una de ellas falla, dará problemas”, indica Oscar Rejas, en alusión a que la receta electrónica es muy segura, pero no está exenta de fallos puntuales.

EN DATOS


Medicación fuera. La interoperabilidad de la e-rezeta se implantó en enero de 2018 y permite acceder a la medicación en cualquier oficina de farmacia del Estado, presentando la TIS. Desde entonces, más de medio millón de vascos han retirado su medicación en otras comunidades.


Doce euros. Cada día pasan por las farmacias vascas casi 90.000 ciudadanos para recoger sus boticas. El precio medio por medicamento es de doce euros.


Recetas en 2022. El número de dispensaciones de fármacos con receta electrónica está experimentando un crecimiento constante. Así, el año pasado fueron más de 39 millones los dispensados, frente, por ejemplo a los 36 millones de 2018.