- Esta quinta ola mantiene confinados en sus casas a más de 55.000 vascos, bien sea por estar directamente contagiados por coronavirus o por haber coincidido con alguno de los afectados. El número de contactos estrechos se ha triplicado en esta nueva ola respecto a las anteriores, debido a una mayor movilidad y la creciente interacción social. Eider Varona, en Abanto-Zierbena, y Asier Sarasua, en Sopelana, son dos de ellos.

Los 1.638 nuevos positivos del pasado viernes elevan a 13.865 los contagiados en los últimos diez días, la pena que establece la cuarentena obligatoria para todos ellos. Y no solo los positivos; por cada nuevo contagio se calcula que hay otros tres contactos estrechos. Estos, arrojen o no un resultado positivo en la primera PCR o test de antígenos que se les practica, también deben permanecer aislados por si desarrollan la enfermedad en los siguientes días. De hecho, antes de poder volver a salir a la calle, una segunda prueba tiene que demostrar que no están infectados. Y si en esta dan positivo, sumar otra semana y media de aislamiento.

La cifra no es baladí; el número de contactos que se calculan por cada caso positivo se ha triplicado en esta última ola, debido a la mayor movilidad e interacción social. Es decir, al no poder salir del municipio o reunirse más de cuatro personas, el círculo de contactos era mucho más reducido que ahora, sin limitaciones territoriales ni de reunión.

Eider Varona es una de ellas. A sus 21 años y vecina de Abanto-Zierbena, lleva confinada en casa desde el miércoles. Las alarmas saltaron en su móvil el día anterior, al recibir el mensaje de una de las amigas con las que había ido a la playa: 'Chicas, tengo fiebre'. En cuanto el test confirmó que era positiva, las avisó. Tras encerrarse en casa, el viernes fue ella la que llamó al médico, ya que se levantó con dolor de garganta; no sabía si achacarlo a haber cogido frío o sospechar de un síntoma de coronavirus. El dictamen del doctor fue claro: ante la duda, prueba de antígenos. "Estoy un poco nerviosa, no quiero volver a pasar el covid", reconocía por la mañana. Sabe de lo que habla; estuvo enferma en octubre, con síntomas muy fuertes y una fatiga que la acompañó los prácticamente cinco meses posteriores. "Menos perder el gusto y el olfato tuve casi todos. Estuve muy, muy mala dos días y otros seis bastante mal también", reconoce. "Eso sí, como dé positivo voy a tener anticuerpos de sobra...", bromeaba intentando quitar hierro al asunto. Apenas hora y media después de hacerse la prueba, un mensaje en el móvil la dejó más tranquila: resultado negativo para coronavirus SARS-CoV-2.

El confinamiento también deja en el aire la vacuna que tenía que haber recibido el próximo jueves; ahora todo lo que espera es negativizar también la última PCR y poder disfrutar de las vacaciones que tiene planeadas a partir del día 3. Diez días encerrada en casa no es, ni de lejos, el mejor plan que hubiera previsto para el verano. "Y eso que por lo menos hace malo", se consuela. Aunque, admite, no le ha sorprendido la situación actual. "Ya me imaginaba que me iba a comer algún confinamiento y más viendo cómocomer están subiendo los casos No como el de 2019 pero pensaba que íbamos a poder estar mejor. Pero viendo cómo empezaban a aumentar los positivos vi que íbamos a terminar con en navidades", reconoce.

Metida en su cuarto, del que apenas sale -vive con sus padres, que ya están vacunados-, intenta matar el tiempo como buenamente puede. "Tiro mucho de móvil; hablo con mis amigas, porque estamos unas cuantas confinadas y en la misma situación. Y me ha dado por películas de Disney.

Aislado por positivo

Asier Sarasua, de Sopela, tampoco sale de casa desde el jueves. En su caso, porque se ha contagiado. "Tenía catarro. Llamé al médico para que me diera algo porque me baja al pecho, y me dijeron que me tenía que hacer una PCR sí o sí", rememora. Para su sorpresa, dio positivo. "Sabía que la vacuna -le dieron la primera dosis el martes- tardaba unos días en hacer efecto pero esperaba al menos un poco de inmunidad...", admite. Afortunadamente, está solo en casa. Afortunadamente, sí, porque sus padres, que ya pasaron casi un mes entero confinados en junio, se habían marchado a Ezcaray antes de que empezara con síntomas. "Mi madre dio positivo y mi padre negativo; estuvieron diez días confinados y en la segunda prueba dio él positivo, así que otros diez días más".

De momento, lleva "bien" el encierro. "No puedes hacer nada, así que recojo la casa, cocino, veo la tele... Poco más", se resigna. Aunque pasó un primer día con bastante malestar -"algo de fiebre, escalofríos..."-, al menos ahora se encuentra ya mejor. Eso sí, la sensación de dolor en todo el cuerpo no se la quita nadie. "Me duele todo el cuerpo pero es llevadero", asegura. Para la intendencia ha tenido que echar mano de amigos y vecinos. "Una vecina viene a recogerme la basura, que dejo fuera de la puerta desinfectada. Y una amiga de mis padres me trajo ayer verdura, huevos... Me lo dejó también en la puerta". A él tampoco le ha sorprendido el repunte de casos. "No se está vacunando a un ritmo elevado y, aunque hay gente que respeta las medidas, hay personas que se pasan todo por el forro. Hay cosas que no me parecen lógicas".

"No quiero volver a pasar el covid; enfermé en octubre y estuve cinco meses con fatiga"

Abanto-Zierbena

"No puedes hacer nada así que recojo la casa, cocino, veo la tele... Poco más"

Sopela