- El diputado bretón Paul Molac (1962-Ploërmel) se ha convertido en toda una referencia para las personas que trabajan a destajo para fomentar el uso de las lenguas minoritarias en el Estado francés. El primer diputado regionalista bretón, que entró en la Asamblea Nacional francesa por primera vez en 2012, es el autor de una ley que fue aprobada en abril y que pretende dar garantías a 75 lenguas que están en peligro de desaparición. Este autonomista, que también se considera republicano, asegura ser apolítico pese a estar muy cercano a la Unión Democrática Bretona. Domina las tres lenguas habladas en su pueblo natal: el bretón, el gallo y el francés. Enseñó la primera a sus hijos y utilizó la tercera para contestar a las preguntas de este diario durante una visita realizada hace unos días en la ciudad de Pau.
La aprobación de la ley que lleva su nombre ha sido calificada de histórica. ¿Está de acuerdo?
-El Senado, en el que hay mayoría conservadora, aprobó la ley en diciembre; y en abril, en segunda lectura, la Asamblea Nacional ratificó parte del texto. Un trabajo que presentamos conjuntamente con colectivos que fomentan el uso de las lenguas regionales en Francia. 247 diputados votaron a favor y tan solo 76 en contra. El Gobierno francés no veía con buenos ojos este cambio pero finalmente numerosos diputados macronistas votaron a favor del texto. La última ley de este tipo se aprobó hace 70 años y desde entonces todos los intentos para mejorarla han sido rechazados.
¿Esta nueva ley concede un estatus legal a las lenguas minoritarias del Estado francés?
-Su objetivo era garantizar la enseñanza inmersiva en lenguas regionales y la financiación de los centros educativos, reconocer de forma oficial el uso del bilingüismo en la vida pública y permitir la utilización de signos diacríticos como la letra ñ en los documentos oficiales. En la actualidad, en Francia hay 75 lenguas regionales porque además del euskara, occitano, catalán, corso, bretón o alsaciano, también se hablan decenas de idiomas en las islas.
Pero tras el visto bueno de los parlamentarios, algunos diputados presentaron un recurso...
-El presidente de la República no promulgó el texto en el plazo previsto de dos semanas y diputados de su grupo parlamentario aprovecharon la ocasión para recurrir una ley que garantizaba derechos a 100.000 de los doce millones de alumnos de toda Francia. Además, el recurso fue impulsado y redactado en el propio Ministerio de educación. La militancia activa contra las lenguas regionales que promueve este Ministerio es un auténtico problema. Nosotros hablamos de identidad, de cultura y de plurilingüismo. Francia es un país muy rico, pero la Administración en París desconoce la realidad. Es hora de que el Estado y ciertos representantes se den cuenta de que existe otra visión y que ha llegado la hora de respetar la diversidad. La ley ha sido ratificada y promulgada, pero faltan los dos artículos sobre la enseñanza y los signos diacríticos, por lo que nombres como Iñaki o Beñat siguen siendo anticonstitucionales.
¿Cómo valora la resolución del Consejo Constitucional?
-Los 60 diputados pro Macron, elegidos en zonas en las que no hay lengua territorial, recurrieron el artículo sobre la financiación de los centros educativos. El Constitucional lo validó, pero tumbó otros artículos que regulaban la enseñanza y los signos diacríticos en documentos oficiales. La situación es muy compleja porque ahora están en peligro las escuelas concertadas y sobre todo la financiación de los sueldos de sus profesores por parte del Gobierno francés. Hay que encontrar una solución cuanto antes y por ello reclamo una revisión de la Constitución. La decisión del Consejo Constitucional va en contra de lo que defienden los pedagogos.
Macron ha intervenido en defensa de las lenguas minorizadas, incluido el método pedagógico de inmersión, y ha instado al Gobierno y al Parlamento a que encuentren fórmulas para que puedan continuar funcionando. ¿Le parece sincero?
-Tras el recurso presentado desde su entorno y la polémica que surgió, Macron aseguró que las lenguas de Francia son un tesoro nacional y que el derecho debe liberar y jamás limitar. Le he mandado una carta, también firmada por 130 parlamentarios, para que facilite una revisión de la Constitución que permita de una vez por todas que la ley incluya la enseñanza inmersiva en lengua regional. De momento, cuento con el apoyo de parlamentarios de la oposición y espero que en breve seamos más, cuando se sumen miembros de la mayoría. Si hay voluntad política, técnicamente se puede dar una solución para enero de 2022, antes de las elecciones presidenciales de abril.
¿Concretamente qué articulo hay que cambiar para garantizar la enseñanza inmersiva?
-No importa. Podría ser el segundo articulo que señala que el francés es la única lengua de la República. Fue redactado para defender la lengua francesa ante la invasión del inglés, pero finalmente solo sirve para limitar la promoción de las lenguas regionales. También se podría modificar el articulo 75-1 tal y como proponen algunos expertos. ¡El caso es que hay que encontrar una solución porque es incomprensible que un método pedagógico sea ilegal!
Un método que da buenos resultados...
-Se trata del mejor sistema para conseguir dominar un idioma. Este año también todos los alumnos de las ikastolas y de Diwan, su equivalente en Bretaña, han aprobado las pruebas de acceso a la universidad. En toda Francia hay muy pocos centros educativos que consigan semejantes resultados. Todas las evaluaciones muestran que los niños bilingües obtienen mejores resultados que los monolingües. Hace diez años, Educación realizó muchas pruebas que nunca han sido publicadas. Si hubieran sido catastróficas hace tiempo que todos nos hubiéramos enterado.
Para zanjar la polémica, el primer ministro Jean Castex creó una comisión parlamentaria...
-Los diputados macronistas de Occitania y Bretaña Christophe Euzet y Yannick Kerlogot dirigen este grupo. Hace poco me han entrevistado, al igual que a Antton Curutcharry, el presidente de la Oficina Pública del Euskara. El miércoles darán a conocer sus conclusiones y esperamos que ellos también propongan una revisión de la Constitución francesa.
¿Todavía cree que es posible?
-Todos los combates que no se llevan a cabo están perdidos de antemano. Soy bretón y no suelo ceder. Muchos me decían, incluso personas favorables a la promoción de las lenguas regionales, que una ley de este tipo nunca se aprobaría en Francia. Hemos demostrado que es posible, pese a que dos artículos han sido tumbados. El uso del bilingüismo en la vida publica está reconocido y los cargos electos locales ya no tienen dudas porque la ley garantiza esta práctica. Tenemos que avanzar porque gran parte de la sociedad y de los parlamentarios ya no entienden la militancia contraria a las lenguas regionales. Además, los centristas del Modem de François Bayrou también van a hacer propuestas para buscar una salida, y les vamos a apoyar. La escuela y los medios de comunicación deben ayudar a recuperar estas lenguas, en peligro de extinción según la Unesco. Si no hacemos nada ahora, en unos años desaparecerán.
"Faltan los dos artículos sobre la enseñanza y los signos diacríticos por lo que nombres como Iñaki o Beñat siguen siendo anticonstitucionales"
"He enviado una carta [a Macron] firmada por 130 parlamentarios para que la ley incluya la enseñanza inmersiva en lengua regional"
"¡El caso es que hay que encontrar una solución porque es incompresible que un método pedagógico sea ilegal!"