- La crisis está pasando una dura factura a la economía vasca, no solamente a los sectores más visibles, como la hostelería, sino a otros muchos que están sufriendo importantes pérdidas. Por ello, el lehendakari, Iñigo Urkullu, manifestó ayer explícitamente en el Parlamento Vasco que el Gobierno Vasco está dispuesto a compensar de forma rápida y efectiva estas pérdidas.
Urkullu compareció junto a su consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, en la Cámara de Gasteiz, que celebró un pleno de control con preguntas de los grupos EH Bildu y PP sobre la gestión de la pandemia y sus preocupantes consecuencias sanitarias y económicas, tras el cierre total de la hostelería desde el pasado sábado.
El lehendakari aseguró que desde el Ejecutivo están “dispuestos a compensar las pérdidas” y por ello el martes aprobó la concesión de 30 millones de euros en ayudas a los hosteleros que, sumadas a otras partidas aceptadas desde el inicio de la crisis sanitaria el pasado marzo, ascenderían a más de 900 millones de euros para paliar, en la medida de lo posible, los efectos derivados del covid-19, una cifra que podría llegar hasta los 2.000 millones de euros, según precisó también el consejero Azpiazu.
De hecho, el gasto presupuestado para combatir la crisis provocada por el covid-19, supera ya los 900 millones. De ellos, Osakidetza se ha llevado 490 millones; Educación, 140; la inversión para Protección Social -empleo, vivienda públicas y políticas sociales-, 107. En apoyar a distintos sectores afectados se han dirigido 166 millones y 37 han ido a parar a otros gastos de entidades del sector público. Queda abierta una línea de financiación extraordinaria, por medio de Elkargi, por un montante de 1.000 millones, que podrán ser utilizados según surjan las necesidades provocadas por la afección del coronavirus.
El Gobierno Vasco, como reconoció el lehendakari, retrasó al máximo el cierre de la hostelería, consciente de que era decisión “dolorosa” y que conllevaría importantes consecuencias económicas. Sin embargo, fue contundente al señalar la necesidad de anteponer el “bien mayor de la salud pública” a cualquier otro tipo de consideración. Fue más allá al alertar que, tal y como se encuentra la expansión de la pandemia, se tendrán que seguir adoptando firmes medidas para cortar la transmisión comunitaria del coronavirus, “y habrá que actuar con responsabilidad” para evitar otro traumático confinamiento general como el del pasado marzo y, sobre todo, el colapso sanitario.
En su intervención parlamentaria, el lehendakari defendió la decisión del cierre de la hostelería, al tiempo que puso en valor las ayudas aprobadas para el sector.
Igualmente se preguntó si los hosteleros estarían en disposición de asumir el modelo de ayudas alemán, por el que se compensará a los establecimientos por un valor equivalente al 75% de su facturación en 2019, un mensaje que fue aprovechado por el PP para rebatirle sobre si estaba sugiriendo que en la hostelería “no se pagan” los debidos impuestos. Urkullu contestó con contundentes datos a la pregunta de Iker Casanova, de EH Bildu, quien denunció que las medidas aprobadas para la hostelería no eran más que “parches” y del todo “insuficientes”.
Además, el lehendakari incidió en un mensaje claro: “No podemos vivir como si el virus no existiera. Las autoridades sanitarias recomiendan limitar al máximo la interacción social”, recordó, al tiempo que se refirió a que “Euskadi se encuentra en el escenario más grave contemplado en el plan de respuesta frente a la pandemia”. La responsabilidad, recalcó Urkullu, comienza en la actitud de cada persona. “Está en nuestra mano evitar el confinamiento general y el colapso de los hospitales”, reiteró.
Por otro lado, la Er-tzaintza y las policías locales de Euskadi volverán a intensificar este fin de semana los controles en carretera para vigilar el cumplimiento de las nuevas restricciones de movilidad, según informó el Departamento de Seguridad vasco.
Básicamente, la normativa limita la movilidad de las personas en Euskadi al término municipal de residencia y al horario de 22.00 a 6.00 horas, salvo excepciones por motivos sanitarios o laborales, entre otros. Asimismo, restringe a un máximo de seis personas las reuniones sociales.