Cuando un visitante de la catedral de Florencia se acerque demasiado a otro, un dispositivo colgado al cuello vibrará para avisarle de que está incumpliendo la distancia de seguridad requerida en esta nueva fase de apertura de la emergencia por el coronavirus.
La Opera di Santa Maria del Fiore, que gestiona los diferentes monumentos asociados a la catedral de Florencia, como el Baptisterio o el campanario de Giotto, reparte gratuitamente a los visitantes un pequeño dispositivo de apenas siete centímetros de longitud, que se lleva colgado con una cinta del cuello y vibra y se ilumina al rebasarse la distancia mínima.
Con esta medida inédita, la catedral pretende garantizar "la seguridad y una óptima calidad de visita" después de que ayer reabriera sus puertas tras más de dos meses de cierre, al igual que el resto de monumentos, museos e iglesias de Italia.
Estos dispositivos, fabricados por la empresa florentina Advanced Microwave Engineering (AME), deberán devolverse después de su uso y podrán volver a utilizarse tras una desinfección.
Si el visitante accede al monumento con un grupo de familiares, podrá desinhibir la señal de alarma, informa la Opera di Santa Maria en un comunicado.
Entre los distintos espacios en los que será obligatorio el uso de este dispositivo está la cúpula de la catedral, de Brunelleschi o el Museo de la Ópera del Duomo, donde se encuentra la "Piedad Bandini" de Miguel Ángel y varias esculturas de Donatello.
Por el momento, son pocos los que pueden disfrutar de estas joyas del Renacimiento ya que, aunque Italia permita el acceso a sitios culturales, todavía no es posible desplazarse entre distintas regiones y sigue limitada la llegada de turistas extranjeros.
Además de los museos y monumentos, Italia adelantó su desescalada ayer con la reapertura de restaurantes, comercios y peluquerías, además de permitir el libre movimiento dentro de los límites de la región y la reunión con familiares y amigos sin necesidad de justificación.