Vitoria - Durante año y medio, desde ahora a diciembre de 2020, Kon-tsumobide realizará inspecciones para comprobar que las inmobiliarias, tanto las que cuentan con oficina física como las que trabajan exclusivamente por Internet, cumplen con su obligación de informar a las personas interesadas en comprar o alquilar una vivienda acerca de la calificación de eficiencia energética que tienen los inmuebles que les ofertan.
Esta campaña de inspección, que también tendrá carácter sancionador para aquellos que no cumplan, se ha puesto en marcha unos pocos meses después de la entrada en vigor del nuevo decreto vasco que regula la certificación de la eficiencia energética de los edificios en la Comunidad Autónoma del País Vasco, su procedimiento de control y registro. Este decreto, que entró en vigor el pasado marzo, sustituye al texto autonómico de 2014 y a la orden de 2015 con los que se aplicó la normativa estatal de 2013. De acuerdo con esta regulación, cualquier persona que quiera vender o alquilar su casa necesita contar con el certificado energético. Además este certificado debe inscribirse en el Registro habilitado al efecto en cada Comunidad Autónoma. En el caso de las inmobiliarias, el certificado debe incluirse en todo anuncio de venta o alquiler.
El Certificado de Eficiencia Energética, dice el último decreto vasco, evalúa la eficiencia energética del edificio calificándolo con una letra que varía desde la A, para los más eficientes, a la G, para los menos, y además, debe incluir recomendaciones para la mejora de la eficiencia energética del mismo. El objetivo de la certificación energética es fomentar el ahorro y la eficiencia energética, así como servir de herramienta para valorar y comparar inmuebles con el fin de favorecer la promoción de aquellos que tengan mayor eficiencia energética e impulsar las inversiones en ahorro de energía.
Obligatorio Según la normativa vasca, a quien compre o arriende una vivienda, un edificio o una parte de él hay que hacerle entrega del Certificado de Eficiencia Energética, de la Etiqueta y de los archivos informáticos correspondientes al procedimiento de certificación. A diferencia de lo establecido en la regulación anterior, ahora también es exigible esta certificación en caso de reformas, modificaciones o rehabilitaciones, aunque con determinadas condiciones.
Al anunciar el inicio de la campaña de inspección, Kontsumobide indicó que “la eficiencia energética de los inmuebles es una característica esencial del mismo en virtud de la regulación comunitaria, estatal y autonómica y, en consecuencia, las personas consumidoras tienen el derecho a ser informadas y las inmobiliarias (físicas o virtuales) la obligación de informar”. El Instituto Vasco de Consumo también señaló que los incumplimientos detectados en sus actuaciones de control “serán trasladados a la Asesoría Jurídica de Kontsumobide con su correspondiente propuesta de sanción”. Esta campaña es continuación de otra que se desarrolló en 2016 y que arrojó bajos niveles de cumplimiento.
cumplimiento alto En el conjunto del Estado español el grado de cumplimiento de la normativa sobre estos certificados tampoco es muy alto y se han dado casos de sanciones a agencias inmobiliarias que durante meses mantenían el rótulo de En tramitación donde tenía que figurar la etiqueta con la calificación de un inmueble. En general, las viviendas de segunda mano tienen calificaciones energéticas bajas, mientras que las de nueva construcción obtienen mejores resultados porque el Código Técnico de Edificación obliga a incorporar medidas de eficiencia energética.
La importancia de que los nuevos inmuebles y los que salen al mercado, para venta o alquiler, cuenten con el correspondiente certificado de eficiencia energética radica principalmente en que el nivel de consumo y emisiones de una vivienda o local tiene una traslación directa en el gasto, a través de las facturas energéticas. Y no solo se trata de saber que el consumo energético que precisa un inmueble de tipo A es mucho menor que uno con calificación F o G, sino que también hay que tener en cuenta que las entidades financieras empiezan a considerar el nivel de eficiencia energética de los inmuebles. Han comenzado a comercializarse las primeras hipotecas verdes que ofrecen ventajas de financiación a los inmuebles con una alta eficiencia energética o en los que se realizará una rehabilitación energética que mejore su calificación.
Los inmuebles energéticamente eficientes tienen la ventaja de que consumen menos energía para proporcionar las prestaciones y el confort que demandan los usuarios y por eso, son más atractivos para los futuros inquilinos o compradores. Según los expertos, invertir en eficiencia energética podría revalorizar el valor del inmueble y el certificado energético es el mejor punto de partida para identificar por dónde empezar.
En los seis primeros meses de 2019, en la CAV fueron emitidos 11.353 certificados de eficiencia energética, de los que 6.211 corresponden a Bizkaia, 3.424 a Gipuzkoa y 1.718 a Araba.
La eficiencia energética de un inmueble se mide en una escala de siete letras que va de la A (calificación más eficiente) a la G (menos eficiente). En estas el gasto en calefacción, agua caliente y aire acondicionado puede llegar a ser varias veces mayor al de una vivienda calificada como A.
El resultado de los certificados emitidos indica que la mayoría de los inmuebles estudiados tiene un nivel bajo de eficiencia energética, ya que las tres peores calificaciones de la tabla (categorías E, F y G) son las que acumulan mayor número de certificados. En concreto, en la categoría E se inscriben 5.158 certificados realizados entre enero y junio (el 45,43%); en la G (el tipo menos eficiente) hay 3.582 (el 31%) y en el F, 1.839. Por el contrario, hay muchos menos inmuebles que han sido clasificados en los niveles más eficientes desde el punto de vista energético (consumo y emisiones). En el A hay 127 (el 1,12% de los realizados este año), en el B, 102; en el C, 55, y en el D hay 490 (el 4,32%).
A nivel estatal la calificación más común es la E (presente en un 42% de las certificaciones), seguida de la G (presente en un 37%), lo que refleja un parque de viviendas muy poco eficiente. La obra nueva es la que refleja una mejora calidad constructiva y eficiencia.