madrid - Cuarenta y siete mujeres han sido asesinadas en 2018 por su pareja o expareja, una cifra todavía insoportable que, no obstante, supone la más baja desde que arrancaron las estadísticas oficiales de violencia machista, que reflejan también la muerte de tres menores por esta lacra. Y es que la violencia machista ha continuado golpeando en este año en el que el Gobierno anunció que comenzaría a sumar el cómputo general de víctimas desde que existen estadísticas (2003) porque por años, dijo entonces la vicepresidenta, Carmen Calvo, parecen que son menos.

En total, 975 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en los últimos quince años, y permanece un crimen en investigación correspondiente a este año, por lo que, si finalmente se confirma, las víctimas mortales ascenderían a 48. Aún así seguiría siendo el año “menos negro”.

El año anterior, en 2017, fueron 51 las asesinadas, en tanto que en 2016 fueron 49; en 2015, 60; en 2014, 55; en 2013, 54; en 2012 52; en 2011, 62; en 2010, 73; en 2009, 56; en 2008, 76, el más trágico; en 2007, 71; en 2006, 69; en 2005, 57; en 2004, 72; y en 2003, 71.

Según las cifras de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, de las 47 víctimas mortales, 14 habían denunciado previamente a su agresor y para 11 de esas mujeres se solicitaron medidas de protección. Se concedieron para nueve víctimas de las que cinco se encontraban en vigor en el momento del asesinato.

Andalucía es la comunidad con más casos mortales contabilizados, con un total de 12; seguida de Catalunya, con 7 y de la Comunidad de Madrid, con 5. Salvo en las autonomías de Cantabria, Extremadura y La Rioja y en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, en el resto ha ocurrido, al menos, un crimen machista.

Uno de los días de en los que la violencia de género mostró en este año ya viejo su cara más atroz fue el 25 de septiembre cuando en menos de 24 horas, dos niñas fueron asesinadas por su padre con el fin de hacer el mayor daño posible a la madre de las pequeñas, y dos mujeres perdieron la vida a manos de sus parejas.

En el caso de las niñas, tenían tan solo 3 y 6 años, el padre se suicidó tras asesinarlas. Según el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, constaban dos procedimientos contra el presunto asesino: uno por amenazas y otro tras un parte médico, pero habían sido archivados a petición del fiscal y de la madre de las niñas. Además, la diligencia policial de valoración de riesgo de la víctima arrojó un resultado bajo.

De hecho, entre las medidas impulsadas en 2018, año en el que continúan desarrollándose las medidas contenidas en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, se encuentran los nuevos formularios de valoración policial del riesgo de las víctimas y la reforma de la ley del Poder Judicial para que los jueces tengan mayor formación sobre el maltrato machista.

Otro de los crímenes machistas más mediáticos de este año ha sido el de Heidi Paz, la que fuera novia de César Román, conocido como el rey del cachopo, cuyo cadáver fue encontrado en agosto pero no se incluyó en las estadísticas hasta que él fue detenido en noviembre.

En los últimos días del año, otro asesinato, el de Laura Luelmo, la joven profesora zamorana de 26 años que perdió la vida a manos de Bernardo Montoya cuando llevaba poco tiempo viviendo en El Campillo (Huelva), ha conmovido a la sociedad. El de la joven no está incluido en las estadísticas de violencia de género, pero sí lo estará en las que prepara desde el pasado octubre la Delegación del Gobierno, y que recopilarán los asesinatos u homicidios de mujeres fuera del ámbito de la pareja o expareja.

La recogida de estos datos la dictaminó el Pacto de Estado en materia de Violencia de Género y es una de las recomendaciones del Convenio de Estambul.

Al margen de las mujeres asesinadas, se cuentan por miles las víctimas de violencia de género. Así, el programa VioGen, el sistema de seguimiento integral de los casos, tiene incluidos, a fecha de 30 de noviembre, 525.830 casos, 57.096 de ellos activos; de ellos, 16 son de riesgo extremo, 183 alto y 5.478 medio. - Efe