ROMA. "Tenemos que aprender a aceptar que como humanidad vamos a tener que convivir con este problema el resto de nuestra existencia, hasta que no desaparezcamos nosotros mismos", declaró Juan Pablo Escobar, que adoptó el nombre de Sebastián Marroquín por seguridad tras la muerte de su progenitor.
Marroquín se encuentra en Roma para presentar su espectáculo-conferencia "Pablo Escobar, una historia que no se debe repetir", cuya gira europea arrancará mañana en la capital italiana.
"La sociedad tiene que tener muy claro que no he venido a glorificar la actividad o la vida de mi padre en ninguno de sus aspectos", dijo en una rueda de prensa celebrada en la sede de la asociación de la prensa extranjera en Roma.
El espectáculo consiste en una conferencia en la que Marroquín explica a los asistentes la vida y actividad de su padre, a través de documentos inéditos, "vídeos y fotos que no se encuentran en internet", y desde una perspectiva crítica y a la vez reflexiva.
"Creo que es mi responsabilidad personal hacer un uso positivo, en la medida en que se pueda, de esta historia para invitar a la sociedad a tomar conciencia de las consecuencias de elegir este camino de violencia y de destrucción que eligió mi padre en el pasado", subrayó.
Explicó que su intención es provocar en los espectadores una reflexión para que valoren las "circunstancias políticas que garantizan el surgimiento de personas como él" en todas las partes del mundo.
En su opinión, "la lucha contra el narcotráfico" no ha tenido éxito y por ello ahora propone regular las drogas para acabar con las organizaciones criminales que se lucran con estos negocios.
"Siento que se puede, cambiando las reglas de juego, encontrar una manera de convivir pacíficamente con este problema de las drogas. Creo que es suficiente el numero de veces que declaramos la guerra a las drogas", argumentó.
"Creo que es momento de declararle la paz a las drogas y aprender a convivir con ese problema, a partir de la educación como herramienta fundamental para la formación de nuestros jóvenes, y para poder mantener a través del Estado, y del control de esas sustancias a través del Estado, una gran cantidad de recursos que por decreto están yendo a manos criminales", añadió.
Recordó que supo de las actividades criminales de su padre cuando tenía siete años y contó cómo creció en un ambiente lleno de contradicciones, recibiendo una "educación contraria" a lo que Escobar practicaba en la vida diaria.
En este sentido, dijo mantener una opinión de su progenitor "cargada de grandes dosis de afecto", pero al mismo tiempo es consciente de que cometió crímenes repudiables.