La especie humana ha pasado de abanderar las bondades de las 3 erres -reducir, reutilizar y reciclar- para custodiar la supervivencia del planeta a reconocer abiertamente las 3 des -degradación, déficit y deuda ecológica- para referirse al presente y al futuro de la Tierra. No en vano, este 1 de agosto la Humanidad ya había consumido los recursos naturales previstos para todo el año. Esto significa que los casi 8.000 millones de habitantes de la Tierra han agotado ya las reservas de agua, aire y suelo de todo el año, según la organización Global Footprint Network, encargada de evaluar el gasto de los recursos naturales en el mundo desde hace más de cuatro décadas.

Dicho de un modo más simple, la especie humana necesita 1,7 planetas tan fértiles y generosos como la Tierra para poder satisfacer sus demandas. Como no es el caso, “el resto del año, vivimos a crédito y usamos el sustento de nuestros hijos y nietos”, advertían desde la ONG conservacionista WWF. Esta contabilidad del planeta no es igual en todos los puntos del globo y las sociedades más entrampadas son aquellas que precisamente hacen ostentación de recursos y dispendio de materias primas sin atender a los requerimientos de la comunidad internacional para tratar de frenar un modelo de vida y de consumo insaciable.

“Mientras la biodiversidad del planeta se desvanece y se agravan los impactos del cambio climático, esta fecha es un claro recordatorio de que debemos acelerar la acción para proteger nuestro único planeta”, enfatizaba Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF en España. En una línea similar se expresaban desde la ONG ecologista Amigos de la Tierra al manifestar que el llamado Día de la sobrecapacidad de la Tierra “pone de manifiesto el modelo de consumo insostenible en el que estamos inmersos”. Su portavoz Teresa Rodríguez mostraba también la esperanza de que esta particular tesorería de la Tierra (de un lado la oferta en forma de bosques, campos y agua, de otro las necesidades de la población) facilite que la ciudadanía sea consciente de cómo se consumen los recursos a una mayor velocidad de la que el planeta los proporciona.

“Sería necesario un cambio de modelo en el consumo de recursos, agua y energía”, apostillaban desde Amigos de la Tierra. Un buen modo de comprobar que efectivamente se está en el buen camino sería ir retrasando esta efeméride, símbolo de la “presión sin precedentes” de la actividad humana sobre los ecosistemas. De hecho, este año la fecha de esta celebración ha sido el 1 de agosto; pero es que en 2015 fue el 13 de agosto, y en 2003 fue un 22 de septiembre, y en 1993 el techo de gasto se sobrepasó un 21 de octubre....

Las voces competentes en la materia insisten en la obligación de adoptar otro tipo de hábitos que sean más sostenibles. Y no solo se refieren a usar el transporte público o la bicicleta. También a la alimentación, arrinconando las dietas carnívoras (que requieren de cantidades ingentes de suelo y agua para su producción a gran escala) en favor de los pescados y los vegetales. Del Olmo advierte: esta deuda ecológica debe empezar a ser pagada antes de que los ecosistemas comiencen a degradarse de modo irremediable “hasta acercarse al colapso”.