Los términos feminicidio y violencia de género no son exactamente lo mismo en el Estado. Los feminicidios son “los asesinatos de mujeres por el simple hecho de ser mujeres”, según explicó Joana Etxano, trabajadora del área de género y equipo de educación para la transformación social de la organización Mugarik Gabe en los cursos de verano de la UPV/EHU. Sin embargo, el Ministerio de Igualdad solo reconoce como violencia de género los casos de feminicidios que son de carácter íntimo, que, como indicó Joana Etxano, son aquellos en los cuales la mujer es “pareja, o expareja del agresor”. Esto ocurre porque el gobierno se acoge a la ley integral de 2008, la cual, no tiene en cuenta otros tipos de feminicidio, como el infantil, o el familiar. Estos dos últimos tipos de feminicidio son, según indicó Etxano, por ejemplo: “Un padre que asesina a su hija” o “un hombre que asesina a su suegra”. La experta explicó que “los feminicidios abarcan otros tipos de violencia machista que la ley no recoge, porque va mucho más allá de las violencias que quedan en el marco de la pareja”.
El Ministerio de Igualdad no añade los casos de feminicidios de ámbito familiar o infantil a los datos de las muertes de violencia de género. Según aclaró Joana Etxano, “todos esos casos el Ministerio de Igualdad no los recoge porque se acota a la ley”. El resultado es que mueren más mujeres por feminicidio de las que luego aparecen en los datos oficiales. Según el estudio Feminicidio en la CAV y Navarra 2010-2015, se registraron 30 feminicidios y 3 asesinatos de mujeres por robo. Sin embargo, el Gobierno solo reconoció como víctimas de violencia de género a 14 de ellas.
Este fenómeno es un problema político y social de primer orden. Según indicó la experta “esto no es un problema ni de solo las mujeres, ni de casos individuales, ni de justicia”. También añadió que “los feminicidios son un problema estructural que aparecen a raíz del patriarcado y el machismo”. Para conseguir acabar con los feminicidios, según explicó Etxano, “hay que tomar medidas educativas, medidas sanitarias, medidas sociales y también de justicia”. Y no solo eso, también hay que poner el foco en cómo la sociedad entiende estos casos. Según la experta “sobre todo hay que entender que no solo hay que poner el foco en las medidas que hay que tomar, sino como se están entendiendo estos casos”.
Las instituciones, los juzgados y los medios tienen que mejorar en el tratamiento de los casos de feminicidio. El Gobierno tiene que, en opinión de Etxano “asumir la responsabilidad de que las mujeres no podamos vivir una vida libre de violencia, que va mucho más allá de los feminicidios”. Según Etxano, las instituciones tienen que hacer ver que “hay una desigualdad estructural entre hombres y mujeres y como puede acabar en la punta del iceberg, que son los feminicidios”. También denuncia que “muchas mujeres no se mueven con libertad solas por la noche porque tienen miedo”.
En el caso de los juzgados, la justicia no está cumpliendo con su cometido relativo a la protección de las mujeres como ciudadanas de pleno derecho. Esto pasa, según la experta, porque “el sistema de justicia no opera desde un enfoque de género, no tiene una visión feminista y esto supone que la primera atención que pueda tener una mujer a la hora de poner la denuncia no sea la adecuada”. Asimismo denunció que la Justicia “por no tener una visión femenina muchas veces pone en duda la versión de la víctima”. Aunque, en lo que se refiere a las sanciones se concluye que, en términos generales puede afirmarse que no hay impunidad, ya que todas las condenas a los agresores incluyen penas de privación de libertad de 19 años de media.
Los medios de comunicación tienen un papel fundamental en la construcción del imaginario social en torno a las violencias machistas. Todavía, el buen tratamiento de la violencia machista responde a la apuesta política de determinados medios que todavía son minoría. La mayor parte continúa incurriendo en malas prácticas que hace tiempo deberían haber sido eliminadas, según el código deontológico de Emakunde. “En diversos casos los medios para empezar no aluden a las causas estructurales de la violencia. Cuando informan sobre los casos en muchas ocasiones no utilizan la terminología adecuada. Victimizan o revictimizan a las mujeres malamente y en otros casos se duda de su palabra o credibilidad y cuestionan sus actos”. Aunque, Etxano también afirmó que “hay medios que tratan las noticias con mayor rigor que otros”.