Zaragoza - La crecida del Ebro anega ya en estos momentos miles de hectáreas en Aragón, pero el trabajo de los vecinos y de los cuerpos de seguridad para reforzar motas (diques) y defensas evitó, por el momento, daños en los cascos urbanos y, por tanto, se descarta que se puedan producir desalojos. El pico de la crecida del Ebro llegó ayer a las localidades de la Ribera Baja, aguas abajo de Zaragoza. El consejero de Presidencia del Gobierno de Aragón, Vicente Guillén, explicó que se está produciendo una “cierta estabilidad” en la crecida, después de que el domingo la cresta pasara por Zaragoza, alcanzando una altura máxima en la capital aragonesa, entre las ocho y las nueve de la noche, de 5,36 metros y 2.037 metros cúbicos por segundo de caudal.
A las 15.00 horas el río en Zaragoza ya descendió hasta los 5,03 metros y atraviesa la ciudad con un caudal de 1.871 metros cúbicos por segundo. El Ebro en Gelsa, aguas abajo de Quinto de Ebro, tiene ahora una altura de 5,48 metros y un caudal de 2.248 metros cúbicos por segundo. No será, sin embargo, hasta que no bajen las aguas cuando se podrá hacer un análisis de los daños que ha dejado el río, cuya crecida se ha producido en esta ocasión en modo “meseta”, con un avance mucho más lento de lo esperado. - Efe