El único acusado por el homicidio de Diana Quer, José Enrique Abuín, alias El Chicle, ha demostrado que es un “delincuente” con una “agilidad mental rapidísima” que, sin embargo, acabó por caer en su propia trampa al acabar con la mentira que había construido y precipitar una detención que la Guardia Civil buscó durante más de un año.

La noche del 22 de agosto de 2016, de madrugada entre un domingo y un lunes, desapareció Diana María Quer López-Pinel, que se despidió de sus amigas tras la fiesta de O Carme dos Pincheiros, en A Pobra do Caramiñal (A Coruña), donde veraneaba con su madre y su hermana pequeña, para ya no volver. Esta joven de dieciocho años entonces fue presuntamente secuestrada por El Chicle, un conocido delincuente de la zona vinculado al narcotráfico y a otros asaltos sexuales, del que sospecharon los investigadores desde el principio, pero su coartada -proporcionada por su mujer y sus cuñados- alejó de él el caso.

Estuvo callado durante meses, aunque el cerco se fue estrechando y en noviembre de 2016 se convirtió en el principal sospechoso, hasta el punto de que la férrea vigilancia a la que era sometido por la Guardia Civil lo llevó a preguntar los motivos de la misma.

Los agentes en ocasiones quisieron que él supiese que estaban detrás de cada movimiento para que cometiese un error, y lo hizo: se situó en el escenario. Cuando el cerco ya se cerraba fue el propio Enrique Abuín, casado y padre de una menor, el que precipitó su arresto y el que provocó su caída. Lo hizo en Navidad, cuando supuestamente intentó raptar a una joven en Boiro -muy cerca de donde desapareció Quer- para después agredirla sexualmente, aunque no lo logró.

El coronel jefe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, Manuel Sánchez Corbí, calificó ayer a El Chicle como un “criminal muy avispado” y añadió que es alguien “relativamente profesional en el mundo de la delincuencia”. Como dato señaló que “para sortear” la investigación dejó en su móvil -que facilitó a los investigadores, pero “reseteado”-, conversaciones “preparadas” entre él y su mujer. “Es alguien que sabe lo que tiene que hacer”, indicó.

Respecto al perfil delictivo de Abuín y al tiempo que ha esquivado su detención, Sánchez Corbí dijo ayer que “es un profesional de la delincuencia en un terreno que domina, difícil de trabajar. Se mosquea y cree que lo van siguiendo. En un entorno que domina, lleva ventaja y nosotros no”.

Características de la personalidad de José Enrique Abuín, como que es aficionado al atletismo y las carreras populares, reservado con sus vecinos y conocido por trapicheos de todo tipo, quedan ahora superadas por una imagen de depredador sexual que ataca a chicas jóvenes aprovechando que caminan solas y distraídas con su teléfono móvil.

“Es un monstruo” Incluso a ojos de su propia madre Abuín es “un monstruo”. “Mi hijo es un monstruo, un asesino. Yo no crié a un monstruo pero se convirtió en uno, no puedo más”, reconoció la mujer en una entrevista en Telecinco. “Mi hijo es chulesco y mentiroso, pero nunca le vi agresivo o violento”, explicó la madre de El Chicle, para añadir que cuando le preguntaban por la muerte de la joven madrileña éste respondía que “el que hubiera hecho eso no tenía perdón”.

A estas alturas el único que parece creer en la inocencia de Abuín es su padre, quien aseguró que lo que se dice de él “es mentira” y que “no tiene cojones ni para matar a una gallina o a un ratón”. “Eso es mentira, no mata una gallina ni un ratón. No tiene cojones”, respondió nerviosamente al reportero que le intentaba entrevistar a las puertas de su domicilio. “La Guardia Civil se equivoca con él, las cosas se están haciendo mal”, apostilló.