pamplona - Una de las piezas clave del procedimiento de la violación grupal denunciada en los Sanfermines de 2016 lo constituye sin duda el contenido que se pudo extraer de los teléfonos móviles de los acusados. En dos de ellos, había unos vídeos que forman una pieza de convicción importante para las acusaciones -pues dicen que ahí no demuestra ningún consentimiento, sino que refuerza el rol pasivo y de sumisión que adoptó la víctima, según su propia declaración-.
Sin embargo, las defensas también creen que el visionado de dichos vídeos exculpa a sus representados y que, del mismo, no se puede inferir que existiera fuerza, violencia o intimidación. Sea como fuere, el guardia civil que se sienta en el banquillo junto a sus cuatro amigos sevillanos fue el primero que desveló en Policía Municipal que tenía en el teléfono móvil una grabación en vídeo que demostraba que el sexo que habían practicado con una chica era consentido.
Así lo recordó ayer uno de los policías que acudió a detener a los acusados a la calle del doctor Simón Blasco donde aparcaron y que les efectuó la reseña policial. En el atestado que se elaboró se expone que “durante la asistencia a los detenidos se les ocupan sus teléfonos móviles y se les solicita el consentimiento para su apertura, ya que de forma espontánea manifiestan que han mantenido relaciones consentidas con una chica y que las han grabado con alguno de estos dispositivos”.
Dicho policía municipal y su compañero declararon ayer en la cuarta sesión del juicio y reiteraron que los acusados colaboraron con su conducta. Afirmaron que se desplazaron hasta el barrio de San Jorge, donde los agentes de la Policía Foral mantenían retenidos a los sospechosos de una agresión sexual.
Estos policías forales informaron a los municipales de que ya les habían comentado los sospechosos que tuvieron relaciones esa noche con una chica pero consentidas. A partir de la intervención de los agentes locales, los acusados deciden que ya no van a hablar más.
También declaró otro agente que transportó a la chica después de declarar ante la Policía para que pudiera ver al amigo de Madrid con el que había venido a Sanfermines y que se encontraba durmiendo en el coche en Lezkairu. Al amigo, en ese primer encuentro, no le contó lo ocurrido dijo el agente, que trató de distraer a la víctima durante el camino hablándole de temas genéricos y dijo que la vio muy cansada.