500

De las 500 solicitudes de asilo registradas en el conjunto de la Comunidad Autónoma Vasca a lo largo de 2016, Cear-Euskadi acompañó a 277 personas, aunque ofreció asesoramiento e información a 333. Este organismo ofrece un total de 119 plazas de acogida. El resto serían responsabilidad de otras entidades de atención humanitaria como Cruz Roja y Accem.

Registradas

Bizkaia285

Gipuzkoa99

Araba116

Formalizadas

Bilbao216

Donostia24

Gasteiz37

Lugares de residencia

Bilbao131

Donostia22

Gasteiz21

Fuera de la CAV5

Desconocido98

Aunque las solicitudes de protección internacional se triplicaron el año pasado en la CAV (500 frente a las 163 de 2015), “son un número pequeño si lo comparamos con las dimensiones de la crisis humanitaria, y solamente representan el 0,02% de la población residente en Euskadi”, subrayó Javier Galparsoro, presidente de Cear-Euskadi.

La mayoría de los solicitantes son hombres, aunque con poca diferencia (54% frente al 46% de mujeres), con edades comprendidas entre los 18 y los 45 años y su principal lugar de residencia es Bilbao.

Amaia Benito, responsable del servicio de atención psicológica de Cear-Euskadi, insistió en estos dos aspectos para conseguir la integración social de estas personas que llegan en muchas ocasiones sin nada en los bolsillos.

Bilbao - Fugitivos de sus hogares, desplazados dentro de sus propios países, excluidos e incluso olvidados por la comunidad internacional en sus políticas sociales y de derechos humanos. Ese es el día a día de casi 70 millones de personas que se han visto obligadas a vagamundear para poder salvar sus vidas. Hoy mismo, cada minuto, otros 24 ciudadanos de Ucrania, Siria, Costa de Marfil, Sáhara Occidental, Colombia, Argelia, Palestina o Venezuela se sumarán a ese colectivo. Algunos conseguirán llegar a tierras vascas. El año pasado, por ejemplo, en el conjunto de la CAV se registraron 500 solicitudes de asilo, el triple que en 2015.

La razón de este incremento estaría vinculada al aumento de las plazas de acogida dispuestas para personas refugiadas: más de 300, según detallaba ayer la directora de Cear-Euskadi, Patricia Bárcena. Esta organización tiene 119 recursos; el resto pertenecen a Cruz Roja y Accem, las otras dos entidades que de momento trabajan con el Gobierno español en la atención a este colectivo. De esas 500 peticiones (285 fueron tramitadas en Bizkaia) un total de 277 contaron precisamente con el acompañamiento de Cear-Euskadi y, de esta cifra, la principal nacionalidad de procedencia fue Venezuela (74) seguida de Nigeria (40) y Colombia (36). Siria fue la séptima en esa clasificación con 6 adultos y 7 menores a su cargo.

Respecto a las concesiones registradas en los casos llevados por la organización, en 2016 se otorgaron 5 estatutos de asilo, todos ellos a hombres: tres procedentes de Eritrea, otro de Uganda y otro del Sáhara Occidental. La protección subsidiaria fue obtenida por 4 varones sirios y 3 mujeres sirias con 5 menores al cargo. Y se atendieron en las oficinas a 104 personas solicitantes de la condición de apátrida, mayoritariamente del Sáhara Occidental. “Se han conseguido 24 concesiones”. Pero no todos hacen ese itinerario y pisan suelo vasco con la intención de acogerse a alguna figura jurídica de protección recogidas en el ordenamiento internacional. Es el caso de muchos de esos jóvenes -kurdos y afganos en su mayoría- que de un tiempo a esta parte tratan de saltar al Reino Unido desde el Puerto de Bilbao ocultos en el ferry o en cualquier otro buque que cubra esa ruta.

No quieren ser orientados ni informados sobre las posibilidades y derechos que tienen a la hora de presentar solicitud de asilo. Y eso que los equipos de atención de Cear-Euskadi -y de otros organismos- lo han intentado. Su único afán es llegar a la isla para formalizar allí la petición de protección internacional pero, como ilustraba ayer Javier Galparsoro, “también puede ocurrir que Reino Unido no articule esa petición” y por lo tanto, esos migrantes forzosos sean devueltos al punto de procedencia.

En este sentido, el presidente de Cear-Euskadi mostraba su desconcierto por el hecho de que no acudan a sus oficinas o atiendan a los servicios jurídicos. “Y eso que son personas candidatas”, decía, a pedir la protección internacional. La idea fue corroborada por Bárcena, quien expresó que “el problema es que quieren hacer la solicitud en un lugar donde tienen familia, conocen el idioma...”.

Euskadi, frontera norte Y lo intentan hacer como polizones porque no pueden acceder a las vías legales (habituales para personas de otras latitudes); ni siquiera se les autoriza por la comunidad internacional a tener un visado de tránsito que les permita tomar un avión. Una circunstancia que, por ejemplo, sí es posible para los ciudadanos que huyen de Venezuela, cada vez más a tenor de los datos oficiales de solicitudes recabados en el conjunto de la Comunidad Autónoma Vasca (y en España).

En cualquier caso, como subrayaba Galparsoro, la sociedad vasca se halla ante un fenómeno “con el que vamos a tener que convivir en los próximos meses”. “Igual que Ceuta y Melilla son frontera sur, Lampedusa es la isla más próxima a Europa, pues nosotros tenemos un ferry...”, describía. Así las cosas, y sin querer entrar en cuestiones que competen a organismos policiales, la directora de Cear-Euskadi quiso dejar claro que “en todas las rutas hay mafias”. Según el último informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) mueve al año 8.900 millones de euros. Y según la Oficina de la ONU para la Droga y el Delito (UNODC), las dos rutas principales -del norte, este y oeste de África a Europa y del sur al norte de América- generan unos 6.000 millones de euros al año para esas redes criminales.