Bilbao - Fue hace 40 años. La lujosa berlina de cinco puertas, el Rover 3500, dotado del motor V8 de origen Buick del Range Rover, fue elegido el mejor coche de 1977 por la revista automovilística holandesa Autovisie. Justo el mismo año que se fundó la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Deusto. Desde entonces ha llovido mucho, tanto sobre la carretera como sobre el tejado de la academia. Para celebrar su aniversario, la facultad ha organizado unas jornadas llamadas La ingeniería y el desarrollo de la sociedad: El vehículo autónomo. Asier Perallos Ruiz, decano de la misma, comparte hacia dónde va al ingeniería tras estas cuatro décadas con el coche del futuro como ejemplo.

40 años de historia. ¿Qué ha cambiado en la facultad desde sus inicios?

-Todo. Desde los títulos y metodologías hasta el perfil de los estudiantes. Es más, nacimos como una facultad de informática. Fue más adelante cuando ofertamos una ingeniería informática y todavía más tarde cuando, al incorporar más ingenierías, pasamos a denominarnos como Facultad de Ingeniería. Y en todo este tiempo es curioso cómo ha ido cambiado el perfil de los estudiantes. Si bien a día de hoy existe una tendencia en las ingenierías a que haya más hombres que mujeres, esto no ocurría hace 15 años: antes el número de alumnos y alumnas era similar, al menos en los estudios de informática. Sin embargo, después ha venido una época que se ha masculinizado mucho el público de la facultad con las ingenierías. En cambio, ahora parece que está volviendo a repuntar el número de mujeres en las ingenierías de Deusto, sobre todo, en aquellas más creativas.

Para celebrar el aniversario han organizado unas jornadas llamadas ‘Ingeniería y desarrollo de la sociedad’. ¿Qué puede aportar la ingeniería a la sociedad del siglo XXI?

-El mundo cada vez está más globalizado y la tecnología está presente prácticamente en todos los ámbitos de nuestra vida. Ante este panorama, si hasta ahora la ingeniería ha sido importante, ahora se ha vuelto imprescindible. El mundo ya no se concibe sin la tecnología y los ingenieros vamos detrás de la misma. De ahí que todos los estudios indiquen que no va a haber ingenieros y tecnólogos suficientes para cubrir los puestos de trabajo y las necesidades de la sociedad tanto aquí como en el resto de Europa.

¿En qué aspectos va a pivotar la ingeniería en un futuro?

-A día de hoy los límites de distintos tipos de ingenierías son cada vez más difusos y creo que esto va a continuar así, dando lugar a una hibridación de ingenierías, donde unas se mezclan con otras. Precisamente, con el fin de transmitir esta idea hemos centrado las jornadas en el vehículo autónomo. Sin duda, es un ejemplo claro en el que confluye la parte mecánica y el hierro, de carácter más industrial, con el motor, la energía y combustibles y ahora también la parte de inteligencia con la informática.

¿Cuáles son las claves de este vehículo?

-Todo se centra en tres conceptos que están relacionados. El primero, que sea eléctrico. El segundo, que esté conectado. Y el tercero, que sea autónomo, no tanto desde el punto de vista energético sino en el sentido de que pueda conducir solo. Precisamente, de ahí la necesidad de que esté conectado a una red de datos, para que de esta manera pueda hablar tanto con vehículos como con otros elementos del entorno. De esta manera, puede avisar en caso de accidente, coordinarse con otros vehículos para incorporarse a una carretera, pasar un cruce, etc. Y, por supuesto, para ello también es muy importante la sensórica, como la visión artificial, las comunicaciones, etc.

¿Para cuándo va a llegar ese coche a las carreteras?

-Se habla mucho del vehículo autónomo pero hay distintos niveles de autonomía. Habitualmente se consideran cinco. Entre el 1 y el 2 el vehículo puede mantener una velocidad de crucero. Ya entre el 2 y el 3 puede seguir un carril. Cuando se empieza a tener un nivel alto, entre un 3 y un 4, el vehículo puede conducir solo en un entorno controlado. No es hasta el último nivel cuando el vehículo sería capaz de conducir solo en un entorno totalmente desconocido e incluso en condiciones meteorológicas adversas.

¿Y ahora mismo dónde estamos?

-No lo tengo del todo claro. Se habla mucho de los coches Tesla, que tienen un nivel de autonomía 2-3. Son capaces de conducir en autopista y de tomar algunas decisiones, como adelantar a un vehículo o no. Pero todo ello en un entorno muy controlado. Decir a día de hoy que un vehículo conduce solo me parece demasiado prematuro.

Más allá del vehículo autónomo, ¿qué otras ideas están presentes en el futuro de la ingeniería?

-Una de ellas es sin duda la industria 4.0, que consiste en la digitalización de los entornos industriales. Como ya he mencionado, también será muy importante la parte de analítica de datos. Asimismo, en un mundo cada vez más digitalizado la ciberseguridad cogerá relevancia, dado que estadísticamente las probabilidades de un ataque son cada vez mayores. Y, por último, destacaría el Internet de las Cosas; es decir, que los objetos saquen información de Internet y se conviertan en inteligentes. El vehículo autónomo no es más que un ejemplo de esto último.