Bilbao - Permítame la frivolidad, pero estamos en ‘temporada alta’ de cirugías plásticas.

-Es que los picos de actividad se dan fundamentalmente antes de las vacaciones. Abril, mayo y junio es una época de mucha demanda. Aunque también lo es antes de las Navidades o de Semana Santa. Porque los pacientes pretenden tener luego unos días libres para la recuperación. Pero en nuestro servicio la demanda es bastante constante.

Cuando se llega a cierta edad casi todos queremos rejuvenecer.

-Fundamentalmente se pide rejuvenecimiento facial porque una vez pasados los 50 años, los pacientes quieren verse más hacia los 40.

Eso de que los 45 de ahora son los nuevos 35 ¿es una leyenda urbana?

-Tiene su parte de verdad. Por un tema de biología, por una cuestión cultural, cada vez envejecemos mejor. Tenemos dietas más sanas, nos insisten en alejarnos del tabaquismo, del alcohol, hacer deporte... Y la cirugía facilita poder adaptar nuestro cuerpo de cuando tenemos 50 a cuando teníamos 35. La cirugía plástica permite retroceder un poco en el tiempo. Y eso se refleja en una mejora de la calidad de vida porque el paciente que se ve bien es una persona más satisfecha y eso se traduce a todos los ámbitos de la vida.

¿Ver a famosos operados lleva a más gente a las consultas?

-La popularización de la cirugía plástica en los medios de comunicación sí lleva más gente a la consulta. La gente se anima más. De hecho, se comenta más en ambientes familiares, sociales... quizá no está tan mal visto decir me he operado el pecho, me he operado de la tripa o me he operado de los párpados... Pero de forma paralela, y sobre todo durante estos últimos años, los pacientes exigen más calidad en las intervenciones y más profesionalidad. Están mucho más informados. Quizá porque se han visto grandes chapuzas y grandes destrozos en los medios de comunicación.

No me diga que reparan ‘chapuzas estéticas’ como las que aparecen en los realitys de la tele.

-En el Hospital Quirón, donde soy jefe de servicio, claro que las vemos. Pero la gente cada vez huye más de las franquicias, de los centros a pie de calle, de los precios baratos... porque, al final, en medicina en general en cirugía plástica en particular, y también a nivel estético, lo barato sale caro. El paciente prefiere pagar algo más de dinero pero recibir la mejor atención sanitaria posible.

¿Y les piden un cirujano de fiar?

-Sí, en un hospital la gente demanda una opinión más contrastada de un profesional. Igual que nadie se plantea que una cirugía a corazón abierto se la realice un especialista que no es el apropiado, de la misma manera se plantea en esta especialidad. Una liposucción no te la puede hacer alguien que no sea un cirujano plástico. No porque sea ilegal sino porque estamos hablando de salud y seguridad. No ponerse en manos de médicos que no estén especializados, no operarse en clínicas sin las suficientes garantías y sin el aval de los servicios de salud correspondientes, beneficia a toda la sociedad.

¿Todavía hay mucho intrusismo en este sector?

-Es que existe un vacío legal importante. Al final estamos hablando de medicina privada y eso implica mucho dinero. Nosotros, antes que nada, somos licenciados en Medicina y Cirugía, por eso podemos realizar cualquier procedimiento médico quirúrgico. Además hemos optado por una especialidad que es la cirugía plástica y eso te da una capacitación superior. Una persona que se realiza un operación de mama tiene que ser operada por un cirujano plástico. Porque hasta en las mejores manos puede haber complicaciones. Y lo importante es que seamos capaces de solucionarlas.

El riesgo 0 no existe.

-No, no existe. Pero es que no existe en ninguna actividad de la vida. Desde el momento que cogemos un coche tenemos que saber que existe el riesgo de que nos podamos matar. Cuando cogemos la bicicleta nos pueden atropellar. Esto consiste es reducir el riesgo a casi 0, a lo mínimo posible. ¿Y cómo se consigue? Pues operándose con un buen cirujano plástico, en un buen hospital , con un buen equipo y con una trayectoria contrastada.