GIRONA. La atracción tiene dos ventanas laterales de tela que se cierran con cremallera y velcro y que sirven para que cuando se quiere desmontar, se pueda desinflar rápidamente, informa La Vanguardia.

La principal hipótesis de los investigadores es que una de esas ventanas no se cerrara correctamente y solamente estuviera sellada con el velcro, pero no con la cremallera, y que con el peso de los niños se abriera y dejara ir el aire, creando un efecto globo pinchado.

Además, la atracción solamente tenía fijados dos de los seis anclajes, lo que pudo contribuir a que la atracción volara, si bien ahora se está a la espera de los análisis policiales y de los peritos.

En cualquier caso, ese día en la zona soplaba muy poco viento, por lo que en principio se descarta que pudiera tener influencia en el suceso; las recomendaciones de seguridad indican que en ningún caso se puede tener un castillo abierto si el viento supera los 38 kilómetros por hora.

Según el citado diario, el propietario explicó que el castillo lo compró de segunda mano a un feriante.

En el incidente, murió una niña de seis años y otros menores de entre tres y 11 años resultaron heridos con policontusiones de diversa consideración.