MADRID. Así se lo han hecho saber al tribunal de la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Madrid que juzga a Antonio Ángel Ortiz, de 44 años, para quien la Fiscalía pide 77 años de prisión por secuestrar y agredir sexualmente a cuatro niñas.

Hoy era el turno de escuchar el testimonio de los agentes que investigaron la tercera agresión, la de la niña de nueve años que fue agredida el 10 de abril de 2014, identificada en el proceso como TP3.

Según los dos agentes, la madre de la niña les comunicó que su hija había desaparecido, en concreto que se la había llevado un hombre.

Los niños con los que estaba jugando la niña en el momento de los hechos en el distrito madrileño de Ciudad Lineal le contaron a la madre que, al salir de una tienda de alimentación, un hombre se acercó al grupo preguntando por una tal Gloria.

Sin embargo, cuando Gloria respondió, el presunto pederasta dijo que no era ella con quien quería hablar, sino que era la menor conocida como TP3, lo que puede evidenciar que Ortiz estuvo vigilando al grupo de niños para elegir a la víctima.

El presunto pederasta le dijo a la menor que había hablado con sus padres para que le acompañase a probarse ropa y que en cinco minutos estarían de vuelta. Pero cuando los amigos de TP3 se percataron de que la menor no volvía, se lo dijeron a su madre.

Fue entonces cuando la madre y el abuelo de la niña se lo comunicaron a los agentes que han testificado hoy en el juicio y que comenzaron a hacer batidas a pie por la zona.

La descripción que le dieron los niños era del presunto agresor era un hombre de entre 30 y 40 años, de 1,75 metros de altura, con flequillo y pelo moreno, con barba de tres días y con acento español.

Antonio Ortiz supuestamente agredió sexualmente a esta niña en el piso de la calle Santa Virgilia, en el distrito de Ciudad Lineal, un domicilio sin ocupar que pertenecía a un familiar suyo y donde la Policía Científica encontró restos de la menor como vómitos y huellas de las zapatillas de la pequeña.

Posteriormente, Ortiz la abandonó cerca de la estación de metro de Hortaleza.

El croquis dibujado por esta menor -que fue la primera a la que suministró Lorazepam (Orfidal)- fue clave para localizar este piso donde el acusado supuestamente cometió dos de las cuatro agresiones sexuales.