VITORIA - Las posibilidades de padecer un ictus aumentan de forma considerable a partir de entre los 60 y 65 años aunque cualquier persona puede padecerlo, de hecho, en los últimos 20 años ha aumentado un 25% el número de casos entre las personas de 20 a 64 años. Así lo aseguró ayer la Sociedad Española de Neurología (SEN) con motivo de la celebración, el próximo sábado, del Día Mundial del Ictus, una afectación que supone la segunda causa de muerte en España, la primera en mujeres, y que representa el mayor motivo de incapacidad.

Ayer, personas afectadas por daño cerebral adquirido reivindicaron en varias capitales vascas su “visibilidad” en la sociedad y su “plena integración y participación social”. Así, afectados por esta lesión participaron en Bilbao en una jornada de sensibilización. Se estima que en Euskadi hay más de 19.000 personas con discapacidad por DCA, cuyas principales causas son los ictus y el traumatismo craneoencefálico, motivados fundamentalmente por accidentes de tráfico, aunque también laborales y deportivos. Las secuelas de un daño cerebral son múltiples y se manifiestan en trastornos de movilidad, problemas de comunicación, déficit cognitivos y alteraciones emocionales y de la conducta. Esta combinación de secuelas imposibilita la realizar alguna actividad básica de la vida diaria en un 60% de los casos y la discapacidad severa o total en cuatro de cada diez ocasiones.

El coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN, Jaime Gàllego, señaló ayer que si bien las posibilidades de padecer un ictus aumentan cuando la persona cumple más de 60 años y que con el envejecimiento se incrementa de forma progresiva la posibilidad de padecerlo, cualquiera puede sufrirlo aunque hasta el momento haya disfrutado de una vida plena. “Según el último estudio que se ha realizado globalmente, más de 83.000 menores de 20 años sufren un ictus y aunque de momento sólo supone el 0,5% de todos los ictus registrados, en los últimos 20 años ha aumentado un 25% el número de casos de ictus entre las personas de 20 a 64 años”, aseveró este experto.

Los factores de riesgo son, entre otros, la hipertensión arterial, la diabetes, las enfermedades cardíacas -sobre todo una arritmia conocida como fibrilación auricular- apnea del sueño u obesidad. En los últimos años la mortalidad por ictus ha disminuido, pero los expertos insisten en que en la cadena asistencial destinada a esta patología es “fundamental” la interconexión y coordinación precisas entre los servicios de urgencia extra e intrahospitalarios con el ‘Código ictus’. - DNA/Efe

Rapidez. Este código fue diseñado para identificar y trasladar lo antes posible a los pacientes con ictus a Urgencias.

Riesgos. Si un paciente es atendido por un neurólogo en las primeras horas, la posibilidad de morir o quedar con una discapacidad grave se reduce a la mitad.

40%

El ictus afecta cada año a entre 110.000 y 120.000 personas y la mayoría sufre secuelas, que en el 40% de los casos les inhabilita para las actividades cotidianas.