Solo la voluntad y la constancia convierten en realidad los sueños y las esperanzas en verdades como puños. Aquí y en cualquier otro punto del mundo. Antes, ahora y después. Porque la identidad no es flor de un día; es parte de la memoria y también de la nostalgia, pero sobre todo es testimonio de esfuerzo como el que han demostrado los premiados ayer en la gala de la Fundación Sabino Arana por defender lo propio pero también lo ajeno, como hace CEAR-Euskadi con todas esas personas que llegan a tierras vascas desahuciadas de sus países, huyendo de persecuciones malditas y maldecidas.

Una de ellas, la refugiada venezolana Pretty Rosa Gutiérrez, subió ayer al escenario de un rebosante Teatro Arriaga para robar lágrimas ásperas y sigilosas con su sincero e inocente testimonio de vida a los asistentes, rostros conocidos y ciudadanos anónimos que cada año acuden a esta cita con el compromiso, la solidaridad, el esfuerzo y la entereza del pueblo vasco, por pequeño que sea, defendió el presidente de la FSA Juan María Atutxa, quien fue recibiendo uno a uno a los galardonados y sus acompañantes, además de a personalidades e invitados.

En el hall estrechó la mano del lehendakari, Iñigo Urkullu, que acudió al acto en compañía de su esposa Lucía Arieta-Araunabeña. Minutos antes habían llegado la presidenta del Bizkai Buru Batzar (BBB) Itxaso Atutxa, el diputado jeltzale Aitor Esteban y Lorea Bilbao, responsable de Cultura y Euskera en la Diputación Foral de Bizkaia. Escaleras arriba se perdía la figura del presidente de Eudel, Imanol Landa, y la del senador lekeitiarra José María Cazalis, que acudían prestos a ocupar su butaca. Y escaleras abajo, sonriente, José Antonio Suso, nuevo presidente del Araba Buru Batzar (ABB) en busca de otros alaveses invitados a la gala como Pilar García de Salazar y Joxean Galera.

Pako Arizmendi, del Ipar Buru Batzar (IBB) también saludó a unos y otros antes de tomar asiento. Y el Iñaki Anasagasti salía del ascensor para hacer lo propio; como ya habían hecho, metódicos y puntuales, Jon Ortuzar, director general del Palacio Euskalduna, o los cónsules Fabrice Delloye (Francia), Derek Doyle (Gran Bretaña), Michael Voss (Alemania) y Tomás González (Brasil).

Todos ellos supieron disfrutar de las tres aplaudidas actuaciones del Duo Lauso armado por los talentosos Iñaki Bermúdez (saxofón) e Imanol Casán (piano) que interpretaron dos piezas de Four pictures from New York, de Roberto Molinelli y otra (Adiós Nonino) del ilustre Astor Piazzolla. Las palmas y ovaciones fueron unánimes. Desde la primera fila, Andoni Ortuzar -presidente del Euzkadi Buru Batzar- asentía ante las evidencias que depara siempre un excelente trabajo en equipo como el de estos dos jóvenes, arropados por familiares y amigos entre el público, como también estuvo Maialen Chorraut, a quien su hija Ane miraba impaciente y saludaba en los brazos de Raquel.

La generosa gala de la Fundación Sabino Arana (la primera cita se celebró un 28 de enero de 1990 en el hotel Villa de Bilbao) recibió también la habitual visita del presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, José Ángel Corres (presidente de la Cámara de Comercio de Bilbao y vicepresidente de Euskaltel), Mario Martínez de Butrón, decano del Colegio Notarial Vasco, o Andrés Urrutia, presidente de Euskaltzaindia.

Y entre el público, sorprendido para bien de los valores desatados antes, durante y después de la gala, Michael Atwood Mason, director del Smithsonian Folk Festival, que este año acogerá en Washington D.C. una muestra de la cultura vasca. Tuvo la oportunidad de volver a charlar con el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, quien también compartió palabras con el alcalde de Bilbao, Juan María Aburto. Quizás también Atwood Mason, como ya han proclamado a los cuatro vientos John Garamendi y Alex Salmond (pegado siempre a su tablet y muy pendiente del partido de tenis de Andy Murray) haga suya la consigna de I am Basque. Euskadi, jalgi hadi mundura!