El danés Peter C. Gøtzsche es director del Nordic Cochrane Center, Master of Science en Biología y Química (1974) y doctor en Medicina (1984). Mientras estudiaba, trabajó en los departamentos de ensayos clínicos y regulación de medicamentos de algunas farmacéuticas. Es catedrático de Diseño y Análisis de Investigaciones Clínicas en la Universidad de Copenhage desde 2010.

Su libro ‘Medicamentos que matan y crimen organizado’ habla de multinacionales que han olvidado sus principios y gente que muere o enferma por sus manipulaciones. Los medicamentos serían la tercera causa de muerte del mundo: ¡increíble!

-El desprecio moralmente repugnante hacia las vidas humanas es la norma en las industrias de medicamentos y de tabaco. Los ejecutivos del tabaco saben que están vendiendo la muerte y también los de las compañías farmacéuticas. Sin embargo, estas últimas han ocultado sorprendentemente bien que sus medicamentos son una importante causa de muerte. Han ocultado deliberadamente sus daños letales por comportamiento fraudulento, en la investigación y comercialización, y con negaciones firmes cuando se enfrentan a los hechos. Al igual que los principales mánagers del tabaco que testificaron en una audiencia del Congreso estadounidense en 1994 que la nicotina no es adictiva, aunque sabían desde hacía décadas que se trataba de una mentira.

Son datos terribles. ¿Cree que en los países nórdicos son más éticos, justos, o es este un problema global? ¿Hay mafias por doquier?

-No hay fronteras aquí. La industria farmacéutica es multinacional y sus crímenes y mentiras nos afectan a todos. Su corrupción de médicos es un fenómeno generalizado: por ejemplo, en Dinamarca miles de médicos están en nómina, que nubla sus juicios y da lugar a la prescripción irracional de medicamentos.

Jugar con la salud de la gente es como cobrar 600 euros a alguien por cruzar el Estrecho de Gibraltar en patera: de frutos rápidos y fáciles, pero delictivo y obsceno...

-Dado que nuestros medicamentos son la tercera causa de muerte en esta parte del mundo, tras las enfermedades del corazón y el cáncer, es extraño que prácticamente no se hace nada para reducir el enorme número de muertos, mientras movilizamos nuestras fuerzas cuando una enfermedad como el ébola nos amenaza, a pesar de que mata muy pocas personas en comparación con los medicamentos. La gente debe tener muchos menos.

Cientos de miles de muertes, ‘camellos’ farmacéuticos... El libro es contundente.

-Hay muchas personas decentes y honestas en la industria de los medicamentos, pero los que llegan a la cima han sido definidos como “bastardos despiadados” por el criminólogo John Braithwaite, que entrevistó a muchos de ellos. En EEUU, las grandes farmacéuticas tienen más de tres veces el número de violaciones de ley graves o moderadamente graves que otras empresas. También tienen un registro peor por el soborno internacional y la corrupción, y por negligencia criminal en la fabricación de medicamentos inseguros.

“La industria farmacéutica miente a los médicos”. Y ha hablado de ‘affaires’ entre médicos y esa industria, en la que usted trabajó.

-La industria farmacéutica no vende medicamentos, vende mentiras acerca de ellos. Esto es lo que los hace tan diferentes de cualquier otra cosa. Si se quiere comprar un coche o una casa, podemos juzgar por nosotros mismos si es una buena o una mala compra, pero no si se nos ofrece un medicamento. Prácticamente todo lo que saben acerca de los medicamentos es lo que las empresas y los médicos han optado por decirles. Es un fracaso de nuestra profesión, que lo hemos permitido. Sólo debemos confiar en la investigación independiente y no debemos aceptar las visitas de vendedores de medicamentos. Debería prohibirse comercializar los medicamentos, al igual que el tabaco, ya que es igualmente dañino.

¿Alcanza la corrupción a las asociaciones y los legisladores?

-El soborno es de rutina y está relacionado con grandes cantidades de dinero. Casi todos los que pueden afectar a los intereses de la industria han sido sobornados: médicos, administradores de hospitales, inspectores de salud... En América Latina, los ministros de Salud son casi siempre ricos con la riqueza procedente de la industria farmacéutica. Los médicos deben decir no al dinero de la industria y otros favores.

¿Qué opina que va a pasar con toda esta controversia? ¿Tiene miedo de alguna represalia?

-Considero que es un crimen contra la humanidad. Tenemos que parar esto. Y no debemos tener miedo de las consecuencias. Los que lo tienen no lograrán cambios; como siempre, habrá gente poderosa e instituciones que intimiden a sus críticos y que lucharán para mantener un status quo lucrativo para ellos.