copenhage. El Premio Nobel de Medicina 2013 distinguió ayer a dos estadounidenses y a un alemán por descubrir un proceso fundamental en la fisiología celular, la regulación del tráfico vesicular, un sistema de transporte celular.

Los estadounidenses James E. Rothman y Randy W. Schekman y el alemán Thomas C. Südhof revelaron los principios que determinan cómo las moléculas producidas por las células, que son transportadas en pequeños sacos llamados vesículas, son entregadas "en el lugar adecuado y en el momento adecuado", según el fallo.

Este sistema es vital en una serie de procesos fisiológicos, y un transporte vesicular defectuoso es además una característica común en desórdenes neurológicos e inmunológicos, como la diabetes, señaló en su motivación del premio el Comité Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo, que otorga cada año el galardón.

Schekman encontró los genes requeridos para el tráfico vesicular, Rothman desentrañó el engranaje de proteínas que permite a las vesículas la transferencia de su carga y Südhof descubrió los mecanismos que hacen que ésta se realice con precisión.

Fue Schekman quien en la década de 1970 comenzó a estudiar el sistema de transporte celular usando como modelo la levadura.

A través del rastreo genético identificó las células de la levadura con un sistema de transporte defectuoso y averiguó que todo se debía a una cuestión genética, descubriendo a continuación tres clases de genes que controlan distintos aspectos de esta estructura.

Cuando investigaba una década después el transporte vesicular en células de mamíferos, Rothman averiguó que un complejo de proteínas permite a las vesículas acoplarse y fusionarse con las membranas y que ese principio rige también dentro de las células.

Más tarde se reveló que varios de los genes hallados por Schekman en la levadura eran codificados por proteínas identificadas en mamíferos por Rothman, lo que permitió cartografiar componentes esenciales del sistema de transporte celular.

Südhof estaba interesado en saber cómo las células nerviosas se podían comunicar entre sí con precisión en el cerebro, y decidió rastrear proteínas sensitivas al calcio en ellas, ya que se sabía que los iones de calcio participaban en ese proceso.

maquinaria Así identificó una maquinaria molecular que responde a un influjo de iones de calcio y conduce a las proteínas vecinas a unir las vesículas a la membrana exterior de la célula nerviosa, demostrando cómo es posible tal precisión en el transporte y cómo el contenido de las vesículas puede ser liberado.

Schekman (St. Paul, EE.UU., 1948) se formó en las universidades de California y de Stanford, donde se doctoró en 1974 en el mismo departamento al que luego se uniría Rohtman; y en la actualidad enseña en Berkeley y en el Instituto Médico Howard Hughes.

Dos años más joven, Rohtman se doctoró en Harvard, y tras pasar por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) recaló en Stanford, aunque ha trabajado también en Princeton y Columbia y ahora ejerce como docente en Yale.

Nacido en Göttingen (Alemania) en 1955, Thomas Südhof estudió y se doctoró en la universidad local antes de trasladarse a EEUU, en varias de cuyas universidades ha investigado y enseñado, entre ellas la de Stanford. Los tres galardonados, que suceden en el palmarés al británico John B. Gurdon y al japonés Shinya Yamanaka, compartirán a partes iguales los 8 millones de coronas suecas (922.000 euros, 1,3 millones de dólares) con que están dotados los Nobel.