vitoria. De la importancia que ha adquirido el gas natural en la economía y la geoestrategia mundial da prueba la guerra que a día de hoy libran los dos bloques que dominan el mundo -Estados Unidos, por un lado; y Rusia, por otro, apoyada por China- con Siria como escenario y su población como víctima directa.
Al margen de quién haya sido el autor del ataque químico que ha estado a punto de provocar una intervención directa del bando occidental en el país, al margen de las pugnas sectarias entre sunnitas y aluitas, al margen del descontento popular con el dictador Al Assad, hay otro motor que mueve la maquinaria bélica en Siria, probablemente el más importante.
El gas va a desplazar al petróleo como la principal fuente energética mundial -en buena medida gracias al fracking-, y toca ir preparando la red de abastecimiento para Europa. Estados Unidos maneja un proyecto de gaseoducto, que llevaría el combustible desde Catar, uno de los mayores productores del mundo y aliado de la Casa Blanca, hasta el viejo continente. Rusia tiene otros planes, que pasan por trasladar el gas desde sus aguas y las de Irán en el Mar Caspio. Las dos iniciativas tienen un punto en común; ambos gasoductos pasan necesariamente por Siria, y por tanto, quien gane la guerra se quedará con el mercado europeo del gas natural.
Sin embargo, un hecho fortuito puede hacer que el entuerto se deshaga por cauces civilizados. Una periodista de la CBS preguntó al secretario de Estado estadounidense, John Kerry, qué podía hacer Al Assad para evitar la guerra, y Kerry respondió que debería entregar todas sus armas químicas. Rusia aprovechó el desliz e inmediatamente aceptó el órdago. Al Assad se agarró al salvavidas que le arrojaron desde el Kremlin y también accedió a desnudar su arsenal, y así, de la forma más inverosímil, se empezó a ver la luz al final del túnel sirio. Aunque en la guerra la primera víctima es la verdad, de los hechos conocidos parece extraerse que se ha empezado a negociar una solución satisfactoria para todos, especialmente para los sirios.