Amurrio. San Roke volvió a la carga ayer en Llodio, tras tres días de descanso, con la celebración del Día de Ajos. Una jornada curiosa donde las haya y cuyo significado se pierde en la memoria de los lugareños. De hecho, ni los propios organizadores del evento desde hace 16 años -la cuadrilla y grupo de danzas vascas Untzueta- supieron dar razón del nombre, más allá de que "el barakatzegun es una jornada típica de fin de fiestas de muchos pueblos de nuestro entorno, como Arrankudiaga y Orozko. Hay muchas conjeturas al respecto", apuntan.

El que sí supo dárnoslo fue Félix Mugurutza, experto en toponimia del Alto Nervión y amante de la historia y tradiciones del valle ayalés. "La palabra ajo implica limpieza del cuerpo, tras días de fiesta. Lo que no se es porqué Llodio lo organiza hoy, ya que antaño era la última jornada festiva, siguiente al día de la cofradía. El día de la recogida de la basura y la depuración, como bien recoge un artículo escrito por Untzueta Dantza Taldea en el número 14 de la revista cultural Bai, ya inexistente, de junio de 1996", apunta.

De hecho, los integrantes de Untzueta sí recuerdan que fue a raíz del citado reportaje de investigación cuando decidieron dar vida al Día de Ajos, en las fiestas de 1997, pero tomando símbolos muy diversos que hacen un guiño a las fiestas de antaño. Así, el carro tirado por un burro que también ayer sacaron en el simpático pasacalles que recorrió el centro urbano, desde la residencia de ancianos hasta la Herriko Plaza, es un recuerdo a Felipe Zaballa, que hasta los años 60 fue el basurero del municipio y, el último día de fiestas, iba recogiendo los desechos de las calles, acompañado de juerguistas consumados. Lo único que nosotros no vamos recogiendo desperdicios, llevamos pastas y garrafa para repartir entre los vecinos", explican.

Y es que el carro tirado por el burro Gaizka iba a rebosar de botellas de sidra y dos enormes recipientes de madera, con 24 litros cada uno del refresco protagonista de la jornada, elaborado a base de cava, helado de limón y canela. "La garrafa es una bebida fría típica de esta zona, y sobre todo de Orozko, aunque en Llodio también se elaboraba con el hielo de los neveros del monte Mostatza", apuntan desde Untzueta, que contó con la ayuda del txoko Ibaialde de Areta y de la asociación Orozkoko Garrafa para llevar a cabo esta antigua receta de granizado, que se llevaba a las romerías cuando no existían los frigoríficos. No en vano, se prepara con heladeras tradicionales. Unos aparatos, hoy en desuso y joyas de museo, que consisten en una cuba de madera, donde se introducía antaño el hielo procedente de los neveros de montaña, una manivela y un calderín que, en conjunto, permiten granizar, dando a la bebida un sabor único y especial que en Llodio tuvieron ayer la oportunidad de degustar.

Otra tradición llena de simbología típica del Día de Ajos es "la cuerda". Una cadeneta humana que recorrió el centro a ritmo de txistu y que "es una especie de homenaje a las personas que, antiguamente, estaban al servicio de las grandes casas tales como la del marqués de Urkijo del parque Lamuza, y que en fiestas sólo tenían unas horas de asueto que aprovechaban para bailar, ya que el resto de días se dice que no tenían tiempo ni para ver el último toro".

Todo este remix de antiguas tradiciones festivas dio inicio a las once de la mañana con una visita a la residencia de ancianos, y culminó al mediodía en la Herriko Plaza con un aurresku. Después, 300 personas se dirigieron a Lamuza para dar buena cuenta de la comida. "No hay menú establecido, se cocina lo más asequible en cada momento. Antes, paella, ahora, sukalki".

El relevo lo toman hoy las cuadrillas que celebrarán su día grande en torno a una gran alubiada. Con todo, la novedad llegará de la mano de la bajada de gabarras por el río Nervión, otra vieja tradición recuperada por la asamblea de txosnas, que comenzará a las 21.00 horas.