bilbao. Dejar la nevera llena de víveres para la aventura que se avecina y que la pareja controle el aforo de visitas son dos consejos vitales para los futuros padres. "Ante cualquier duda, que recurran a nosotras", les anima Mónica Blas, presidenta de la Asociación de matronas de Euskadi, que el jueves celebró una jornada en Bilbao.
Náuseas, diabetes, dolores lumbares... El embarazo no es una enfermedad, pero a veces se le parece.
El embarazo no es una enfermedad, es un estado normal de la mujer. Algunas tienen todos los síntomas y hacen vida normal y otras, con pocos, enseguida necesitan ayuda.
¿Cuál es el problema más habitual de las embarazadas en Euskadi?
La mayor edad materna a la hora de decidir un embarazo. En los últimos 20 o 30 años la edad de la primera gestación se ha pospuesto muchísimo. Entonces surgen las prisas, el nerviosismo y los problemas.
Y una vez que se consigue, ¿qué dificultades pueden surgir?
Decidir el embarazo a partir de los 35 años ya conlleva una serie de posibles problemas. Cuanto mayor es la mujer, más posibilidad tiene de tener una diabetes gestacional o una hipertensión. La edad se toma muy a la ligera hoy en día, pero es un factor muy a tener en cuenta.
Hay embarazadas que hacen dieta con los consiguientes riesgos.
Algunas no llevan nada bien engordar tanto. Tratan de llevar una dieta bastante restringida, sobre todo en grasas, que son muy importantes para la formación del cerebro, y eso no es nada bueno. Se debe comer de todo, pero sin excesos.
Y en cada cita, a pisar la báscula.
Eso de no coger más de entre 9 y 13 kilos en todo el embarazo hay mujeres que lo tienen difícil.
A alguna le preocupa más no llegar a pintarse las uñas de los pies con la barriga que preparar el parto.
Siempre hay quien lleva mal el problema que surge al tener la barriga para depilarse, pero no es general. Los embarazos son superbuscados y la gente se lo toma muy en serio.
¿Le preguntan todavía si será niño o niña por la forma de la tripa?
Sí. Y por si los ardores son porque tiene mucho pelo el bebé. Es todo mentira, no tiene base científica.
El dolor, que todo vaya bien, los puntos... ¿Cuál es el principal temor de las mujeres a punto de dar a luz?
El miedo al dolor y la preocupación de que el bebé nazca bien, porque hasta que no lo ves fuera, siempre te queda una pequeña duda.
¿Cuántas mujeres que se plantean un parto natural lo llevan a cabo?
No muchas. Lo que sucede hoy en día es que las mujeres deciden tener un parto natural, pero a veces las infraestructuras en los hospitales no acompañan. Los centros nos marcan una serie de ritmos y a veces es muy difícil encajar los deseos de la mujer con la dinámica del hospital y la presión asistencial.
Hay quien tiene la idea de dar a luz sin epidural y las contracciones le hacen cambiar de opinión.
Muchas lo viven como un fracaso. Tenemos que hacerles ver que no lo es, que no sabes a lo que te enfrentas hasta que no estás metida en ello ni hasta dónde llegan tus fuerzas.
¿Y las que finalmente lo consiguen?
Experimentan una especie de subidón. Es un logro tremendo.
¿Qué ventajas tiene esta opción?
Se evitan los riesgos de la anestesia, las mujeres marcan el ritmo, tienen libertad de movimiento y pueden comer y beber. Con la anestesia no tienes dolor, pero muchas veces no puedes moverte de la cama y te tienen que vaciar la vejiga con sonda.
Se habla de una excesiva medicalización de los partos.
Ha habido unos años en los que la medicalización ha sido generalizada. Ingresabas, te rasuraban, te ponían un enema y no te preguntaban nada. Esto ha cambiado un montón. Ahora se valora mucho la opinión de la mujer y de la pareja.
¿Parir en casa hoy en día en Euskadi es una práctica de riesgo?
No. Parir en casa no es una práctica de riesgo, pero cualquier mujer no puede hacerlo, por ejemplo, las que han tenido complicaciones durante el embarazo.
¿Qué pasa si la cosa se complica?
Los profesionales que te atienden en casa saben valorar si las cosas van a salir bien o no, están escuchando los latidos del bebé y tienen unos materiales específicos para aspirarle o reanimarle o para cortar una hemorragia de la mamá.
¿Es cierto que en las clínicas se programan partos para que la mujer sea atendida por su ginecólogo?
Sí. Son pactos que se hacen a veces para que le asista su ginecólogo y otras, para que el marido, que se tiene que ir de viaje, esté presente.
¿Poner un pie en casa con tu bebé y derrumbarte es todo uno?
Es muy habitual. El cambio hormonal después del parto es grandísimo. Estás cansada, dolorida, con sueño, a veces sientes que nadie te comprende y todo se acumula. La llegada a casa es difícil y que haya una pequeña tristeza es normal.
¿Cuáles son las preocupaciones más comunes de unos padres primerizos abandonados a su suerte?
El llanto del bebé y los temas relacionados con la lactancia. Tenemos muy metido el ritmo del biberón cada tres horas y desmontar eso es muy difícil. Los bebés tienen que mamar totalmente a demanda.
El niño llora. ¿Qué les dice?
Esto es como prueba y error, no se ha hecho pis, no se ha hecho caca, tiene calor o tiene frío, ha comido o no... Muchas veces quiere simplemente que le cojas y estar contigo.
Hay quien teme tanto la muerte súbita del lactante que levanta las sábanas para ver si respira.
Cuando no se despierta en cuatro o cinco horas, pensar en si le ha pasado algo y acercarte a ver si respira es algo que hemos hecho todas. Es normal, a no ser que te obsesiones o llegues a colocar cámaras.
Ya hay aplicaciones para vigilar al bebé desde el móvil.
Es un poco extremo. Hay gente muy insegura o que tiene mucho miedo, pero la muerte súbita del lactante es algo muy raro. Aconsejamos que no se fume y que les acuesten boca arriba porque eso sí tiene relación.
También se ha puesto de moda portar al bebé en el regazo.
Al estar en posición erguida y expulsar mejor los gases, lloran menos. Nosotras tenemos las manos libres y están en contacto contigo, sienten tu calor, tu olor, si les das el pecho los tienes mucho más cerca... Tiene muchas ventajas.
Hay cientos de artilugios para el bebé. ¿Realmente son necesarios?
Con el primero pagas la novatada, pero verdaderamente de todo lo que tenemos en nuestra casa, la inmensa mayoría no lo utilizamos nunca. Por ejemplo, no todas las madres tienen que tener un sacaleches.