GASTEIZ. Eran las dos de la tarde pasadas, la hora de hacer la comida en las casas, también en un piso del portal 9 de la Avenida de los Huetos de la capital alavesa.

Pero allí, la propietaria de la casa decidió darse un homenaje e innovar, como si se tratara de una experiencia de la nueva cocina vasca.

La mujer se puso manos a la masa y colocó la carne que iba a comer directamente en la placa vitrocerámica, una peculiar manera de asarla.

Pero esa exquisitez se quedó en carne chamuscada, en humo, en la vitrocerámica necesitada de una buena limpieza y en la llamada de los bomberos que no pudieron quedarse a comer en esa casa.