Vitoria. El ambiente laboral en la comisaría de la Policía local de Aguirrelanda no parece mejorar, sino todo lo contrario. Los responsables del sindicato independiente ErNE, tras pulsar el sentir de los agentes a pie de patrulla, hablan de "plantilla quemada" y "descontenta" con el proceder de la Jefatura. Aseguran que los propios policías están cansados de ver cómo se adjudican determinados puestos "a dedo" o de ver que, mientras de puertas afuera se dice una cosa, a los agentes se les comunica justo lo contrario. Tanto es así que cuando el discurso oficial de la responsable municipal de Seguridad Ciudadana, Marian Castellanos, apuntaba hacia una ruptura con la anterior unidad de élite -La UOS- durante la presentación del GPA, los agentes han explicado a ErNE que uno de los subcomisarios "comunicó durante una reunión a todos los presentes que el nuevo grupo iba a realizar exactamente el mismo trabajo que la UOS y que, además, sus integrantes podrían elegir el calendario a su antojo después de hablar entre ellos y decidirlo conjuntamente".

A través del sindicato, los agentes aseguran que lo que la Jefatura ha explicado internamente a través de diversas reuniones "no es lo que se ha publicado en las bases". Sostienen que cuando toca realizar vigilancia estática en determinados puntos considerados "conflictivos" durante los fines de semana, "desde las altas esferas" se ordena que dichos servicios los cubran las patrullas "y que al GPA no se le toque para nada". "Si se hubiera dado a conocer este planteamiento desde un principio, más de uno se habría apuntado al grupo", añaden.

Las ampliaciones que ha experimentado el grupo en su corta vida, también son motivo de queja por parte de la plantilla. Recientemente, ErNE dio a conocer que el colectivo se ampliaría con agentes femeninas que, a diferencia del resto de los compañeros que se incorporaron en la fase inicial, no deberán superar pruebas físicas. En lugar de ello, la Jefatura ha decidido ahora incorporar efectivos en función de su antigüedad. También se ha ampliado el número de agentes primeros.

El nombramiento del sargento se ha visto igualmente salpicado por la polémica. Los agentes han denunciado ante ErNE que la plaza se ha adjudicado "a dedo", ya que "en la prueba de habilitación, la persona que finalmente ha sido elegida no sólo no sacó plaza, sino que quedó el último". "Para poder conceder esa plaza a esta persona por influencias, se inventaron otras dos plazas de sargento y los colocaron por ahí sólo para que quien había quedado el último en la habilitación pudiera tener su puesto", manifiestan.

Mención aparte merece la cuestión de la formación. "Todos los que han entrado los últimos en el grupo -indican los agentes- no sólo no han realizado una OPE para acceder, es que ni siquiera han hecho el curso que les habilita para estar en esa unidad y el comisario no tiene ninguna intención de llevarles a la academia para realizarlo". Por último, los recortes también parecen haber hecho mella en Aguirrelanda. "Salimos a patrullar con coches que a saber de dónde sacan -señalan-, todos con rotulaciones diferentes, y parecemos el ejército de Pancho Villa". Un cúmulo de factores que alimenta la desazón: "al final te puede llegar a cansar el luchar contra corriente por el hecho de tener unos jefes que pueden ser muy buenos para llevar una plantilla de 25, pero que frente a 400 agentes no tienen ni idea de cómo hacer las cosas".