La Asociación Vasca de Periodistas le acaba de pedir su apoyo para una profesión a la que ven "desprestigiada y asfixiada económicamente". ¿No tendrá una solución mágica?

(Sonríe) Me han trasladado reivindicaciones que me parecen absolutamente razonables y defendibles. Pero nuestros recursos son muy limitados. Nuestro ámbito de acción se circunscribe a las entidades públicas, y a los medios de titularidad pública les haremos llegar nuestra valoración sobre la situación.

¿Y qué piensa de las tribulaciones del gremio?

A los poderes públicos también les haremos llegar nuestra preocupación por la situación de los periodistas, de manera que se arbitren aquellas medidas que protejan un derecho absolutamente fundamental en una sociedad democrática, como es el derecho a la información.

Derechos por los que vela la institución que usted representa?

Sí. Y hasta tal punto es importante el derecho a la información, que si esto se deformase o debilitase, estaríamos hablando de un peligro para la democracia. En una sociedad democrática es absolutamente fundamental que exista una prensa libre. Personas que trabajen en unas condiciones adecuadas.

Las estadísticas colocan al periodismo como una de las profesiones más castigadas, solo por detrás de la construcción?

Vivimos unos tiempos en los que se entrelazan dos crisis: la financiera, y otra que estaba larvada, que nos está conduciendo a otro escenario, un tránsito en el que los medios de comunicación están llamados a cumplir un papel todavía más importante. Por eso es tan importante que se arbitren las medidas necesarias para que se pueda seguir desempeñando esa importante labor de informar a la ciudadanía.