Bilbao. Hace unos días y tras ser elegido presidente de Jakiunde, Jesus M. Ugalde (Bergara, 1957) afirmaba que ha llegado el momento de que la Academia se haga más visible en la sociedad vasca. Ugalde -catedrático de Química Física de la UPV, investigador, científico y hombre de la cultura que dice de sí mismo que "ante todo" es profesor- se plantea como retos inmediatos "poner a Jakiunde en el mapa institucional de su ámbito de actuación (la CAV, Nafarroa e Iparralde), hacer que ocupe el lugar que le corresponde y lograr que sea más conocida".

Usted se plantea dar más proyección a Jakiunde, ¿es porque piensa que la Academia es poco conocida?

No solo lo pienso yo. La propia institución sabe que es poco conocida, pero es que Jakiunde tiene únicamente cinco años de vida y los tiempos de las academias se miden en siglos. Además, en estos cinco primeros años Jakiunde ha estado centrada en su configuración interna, el desarrollo de los estatutos y de su normativa de funcionamiento. También en la selección y elección de una masa crítica de académicos.

¿Cuántos académicos hay ahora?

Jakiunde comenzó con 25 o 26 académicos, en una primera fase su número se incrementó hasta 45. Después tuvimos la desgracia de que muriera Xabier Lete, que era uno de los académicos elegidos, y nos quedamos con 44 hasta hace unos días, cuando celebramos el pleno en el que elegimos 12 nuevos; así que ahora somos 56 académicos. Creemos que todavía se tienen que incluir más y que el proceso de constitución de la Academia no está cerrado al completo. Aunque sí está hecho, bien encaminado y suficientemente fundamentado todo el proceso básico.

¿Qué piensa hacer para dar más relevancia social y visibilidad a Jakiunde?

En primer lugar establecer relaciones más intensas con las demás instituciones y hacer que ocupe un lugar relevante en el marco institucional. Luego, como siempre se dice que uno es conocido por sus hechos y no por sus palabras, nos pondremos a hacer cosas.

¿Cómo qué?

A pesar de estar inmersa en su proceso de configuración interna, Jakiunde no ha descuidado otros trabajos o quehaceres propios de la Academia. Uno de ellos es la reflexión sobre el entorno social en el que esta Academia está inscrita, que es prácticamente toda Euskal Herria. Así, Jakiunde ha seleccionado cuatro líneas prioritarias de trabajo que tienen que ver con la educación, los aspectos sociales de la crisis, la creatividad y la ética, que están en fase de discusión.

¿Quieren activar o participar en el debate sobre el futuro de Euskadi?

Nuestro objetivo es estar presentes y ser activos en el debate sobre todos los temas que afectan a la sociedad vasca. El principal activo que tiene Jakiunde es la alta estatura intelectual de sus miembros y su pluridisciplinalidad. Eso hace de la Academia una atalaya privilegiada para mirar el mismo problema y ofrecer una perspectiva diferente. Deseamos que nuestra aportación sea constructiva.

En unos momentos tan difíciles como los que vivimos, tanto en lo social como en lo económico, ¿usted es optimista o cree que las cosas aún irán a peor?

Yo soy optimista por naturaleza y, aunque no puedo decir que esté encantado con lo que está sucediendo, sí creo que una sociedad cohesionada como la nuestra, en la que funcionan las conexiones sociales y la inclusión, tiene más posibilidades de aguantar la crisis. Yo, al contrario de lo que propugnan algunos, no creo que sea necesario ganar a la crisis, darle la vuelta... hay momentos en los que con aguantar es suficiente o en los que lo único que se puede hacer es aguantar. Y creo que Euskadi sí tiene esa capacidad.

¿Tiene alguna solución o alguna propuesta?

Necesitamos darnos cuenta de que la crisis tiene razones que no son exclusivamente económicas. También tenemos un problema de valores y de actitudes y hay un cambio de paradigma social. La sociedad está transformándose más rápido de lo que nosotros, con una evolución de tipo darwiniano, somos capaces de adaptarnos. La velocidad de esta transformación social supera nuestra velocidad de adaptación evolutiva y, ante eso, lo único que tenemos es el intelecto. Solo la mente y el aprendizaje pueden ir tan rápido como los cambios sociales que se están produciendo. Si somos capaces de darnos cuenta de esto estaremos mejor preparados para afrontar la crisis y mejor situados para salir de ella.

Jakiunde es la Academia de las Ciencias, las Artes y la Letras, ¿es difícil mantener un equilibrio entre estas áreas?

Es extraordinariamente sencillo. No existen fricciones de exclusión de unas ramas científicas sobre otras disciplinas. Lo que se pretende y la actitud que tiene la Academia consiste en integrar todas estas áreas de conocimiento en una unidad de saber, que es lo que nos hace más sabios. Insisto en que la integración y la comunicación entre las distintas ramas del saber es fluida.

¿No cree que ahora hay una fuerte tentación de dar prioridad a lo científico y tecnológico?

Más que a lo científico o tecnológico yo diría que hay una especie de premura por todo aquello que tiene que ver con la aplicabilidad. Pero dentro del mundo científico están empezando a oírse voces muy cualificadas que alertan sobre los peligros que encierra esta premura por la aplicación, ya que se está dejando de lado todo lo que es la ciencia básica. Ir por esa línea de valorar solamente aquello que sirve para aplicar la ciencia y para obtener productos de manera inmediata es un fallo enorme que nos va a conducir a un fracaso estrepitoso.

Entonces, ¿no es lo mismo tecnología que ciencia?

El desarrollo de las nuevas tecnologías necesita la comprensión de los elementos científicos que las posibilitan, y eso es la ciencia básica. Así, para poder avanzar en nuevas tecnologías es absolutamente imprescindible tener una ciencia básica potente, fuerte y en la frontera del conocimiento. Y es esa la parte que ahora, según voces muy cualificadas, estamos dejando de lado. Eso es, sin duda, una receta para el fracaso del futuro.

En la fotografía de los miembros de Jakiunde que aparece en su web solo hay cuatro mujeres, ¿la paridad es un reto para la Academia?

El problema de género está presente en la Academia a pesar de que tenemos la inquietud de hacer lo máximo posible para que no lo sea, y para que haya fotos en las que en lugar de haber solo cuatro mujeres haya solo cuatro hombres y que eso no sea noticia. Sin embargo, tengo que decir que eso no va a seguir siendo así, que la Academia es una institución de largo recorrido y estoy seguro de que, quizás no mañana, pero sí en un periodo de tiempo razonable va a haber más mujeres que hombres. La Academia no va por un camino diferente al de la sociedad, va en paralelo también en el tema del género. Yo estoy convencido de que esto va a venir de manera natural, aunque teniendo en cuenta que es un aspecto al que debemos ayudar a darle la vuelta con actitudes positivas frente a la incorporación de la mujer a la Academia.

¿Se atreve a poner fecha a esa nueva situación más igualitaria?

Si la generación que ahora está en la Universidad tiene 20 años, necesitaremos otros 20 o 30 años como mínimo para que cuando esos jóvenes tengan mi edad entren en la Academia. Entonces estoy seguro de que la realidad será otra.

¿Cómo casan las iniciativas para captar y retener talento con la invitación a los jóvenes para que busquen un futuro en el extranjero?

Más que invitarles yo creo que casi se les echa. Sin embargo, aquí yo distinguiría claramente entre la sociedad española y la sociedad vasca. La vasca tiene un instrumento extraordinariamente positivo y eficaz que es Ikerbasque, que está haciendo una labor encomiable y muy positiva para la captación de talento y la retención del propio. En términos futbolísticos es eso de conservar la cantera, dar una oportunidad a los estudiantes para completar una carrera investigadora.