Servicios de teleasistencia y telealarma basados en la tecnología móvil, dispositivos que identifican y previenen episodios de depresión o bracitos articulados que ofrecen apoyo físico a personas con dificultades que, llegado el momento, deciden mantener su autonomía y afrontar su mayoría de edad en su casa, son algunas de las herramientas salvadoras que a corto y medio plazo compartirán espacio con la televisión, el frigorífico, la lavadora-secadora o la tostadora, por ejemplo.
Y es que la aparatosa inflamación demográfica que en las próximas décadas experimentará la población de 60 años en adelante (en Euskadi, pero también en buena parte del planeta) simbolizará una nueva revolución en campos tan diversos como el industrial, el tecnológico, el educativo, el financiero, el social y el humanitario, fusionados todos ellos en lo que se ha venido a denominar el envejecimiento activo: seguir cumpliendo años con autonomía, con salud y seguridad, y sobre todo, sin el estigma de ser mayores.
"Jugar al dominó o pasar las horas en el club de jubilados está absolutamente pasado", describe José Miguel Azkoitia, director de la División de Salud del centro de investigación Tecnalia y experto conocedor y augur del universo multidimensional sobre el que pivota este fenómeno inminente y, como él dice, "hiperrelevante". Las generaciones venideras de la Tercera y la Cuarta Edad están llamadas a romper moldes y conservar su papel en el entramado comunitario, con una vida normal, con tiempo de ocio y para la familia, capacidad adquisitiva,…
"Esa es la diferencia, la normalización de la persona mayor frente al modelo del pasado donde te decían: hala, al aparcamiento, que ya ha terminado tu aportación como ciudadano a la sociedad", subrayaba en sus declaraciones a DNA. Para lograr esa naturalidad en el nuevo orden será necesario, eso sí, intervenir en distintos y diversos ámbitos. Uno de ellos, primordial a su juicio, es el de la vida diaria en la casa. "Hay que domesticar los hogares, que sean espacios más seguros en los que las personas mayores se desenvuelvan en esa etapa", sintetiza Azkoitia, doctor en Ingeniería por la UPV-EHU.
El futuro Así, estas personas con más de 65 años, no tendrán por qué desplazarse al hospital o al ambulatorio para todos los temas relacionados con su salud ya que, como sostiene el director de desarrollo de negocio de la División de Salud este servicio será independiente del lugar y de la hora. "Hablamos de salud ubicua: en todo momento y en todo lugar", agregaba. Uno de los pilares de esta estrategia se basa en los sistemas de teleasistencia, ya existentes, pero actualizados e integrados en la tecnología móvil y sus bondades de conectividad.
De este modo, sería posible mejorar el tiempo de reacción en los centros de auxilio y protección ante una caída en el hogar o ante cualquier otro peligro o situación de amenaza e inseguridad y, de paso, ganar en tranquilidad para esas personas y sus familiares y en efectividad para el sistema. Estos instrumentos ya están siendo testados, si bien la coyuntura económica y los costes actuales animan a Azkoitia a apuntar al corto plazo para que esta tecnología llegue a este colectivo. "Lo natural es que llegue por el tirón de la telefonía móvil frente a la fija", razonaba.
Otro dispositivo tecnológico sobre el que trabajan en Tecnalia es una especie de lector de emociones que es capaz de reconocer el estado de ánimo de las personas y prevenir un episodio, por ejemplo, de depresión. El funcionamiento del aparatito en cuestión está basado en la lectura e interpretación del ritmo cardiaco de la persona que lo tiene. Cuando detecta que esa mujer o ese hombre de edad avanzada envían datos negativos (equiparables a la tristeza, la melancolía,...), es capaz de marcar el teléfono de algún familiar para avisarle de esta circunstancia, subir las persianas para que entre la luz o, simplemente, encender la televisión o la radio "para ayudarlo y empujarlo a salir de ese estado", indicaba Azkoitia.
El hogar del futuro que dibuja el director de la División de Salud de Tecnalia incluye también los robots de acompañamiento dotados con inteligencia artificial "que te ayuden y te acompañen". Se trataría, como puntualiza Azkoitia, de un nuevo ecosistema de electrodomésticos con los que convivir; como la televisión y la radio que tantas veces son encendidas para hacer compañía pero más sofisticados. "No robots humanoides, sino electrodoméstico de apoyo; algo más normal para la persona. La cultura europea es muy tecnofóbica, nos genera rechazo eso de los robots, sensaciones de deshumanización... Pero habrá un electrodoméstico que nos dé ese apoyo y que será nuestro compañero".
Nueva generación Para ello, ponía como ejemplo los robots aspirador que en poco tiempo se han convertido en juguetes de la casa, de la familia. Se refiere de este modo Azkoitia a una nueva generación de electrodomésticos, "pero en un plano de ayuda y no de autómata que te coge te lleva, te menea, no. Sería un electrodoméstico de apoyo. Lo mismo que ves la televisión y te acompaña, habrá estos robots que nos den ese plus de compañía, afectividad incluso apoyo instrumental, un brazo que te ayuda para subirme y bajarme, a salir de la cama, para el baño,… más instrumentales", resume.
Y queda mucho por hacer en este campo de la inteligencia ambiental, muchas oportunidades a las que dar solución en los próximos años, reconoce Azkoitia. De momento, Euskadi está bien situada en esta carrera por la integración en todos los ámbitos de la vida de la cada vez más numerosa Tercera Edad. No en vano, según destaca, "nos tenemos que sentir satisfechos" en la medida en que desde hace ya unos cuantos años, los estamentos públicos y privados comparten tanto inquietudes como buenas prácticas sobre el envejecimiento activo.
"Euskadi ha sido probablemente uno de los pioneros en Europa en entender el fenómeno del envejecimiento mucho más allá del problema, que lo es, como una oportunidad. Esto de convertir el envejecimiento en oportunidad no ha hecho más empezar, y aquí es más factible que otras regiones de Europa", presenta este directivo del centro de investigación Tecnalia. Al hecho de estar en la vanguardia en investigación, Azkoitia añade otro factor clave para entender esta posición privilegiada: la cultura y la identidad vasca, siempre apegadas a los mayores.
La cultura vasca "Nuestra cultura respeta y cuida mucho a las personas mayores. Se lo valora. No es el modelo nórdico, donde el hijo se va de casa a los 20 años y se olvida de sus padres", zanja.
Por eso insiste en la necesidad de reflexionar y repensar los actuales modelos de los hogares, desde el diseño hasta la construcción misma. "El hecho relevante es que el hogar tiene que ser domesticado. Y las prioridades de las agendas públicas tiene que ser ir pensando en qué pasa en casa frente a qué pasa en las residencias".