Vitoria. Álava sigue trabajando por la sostenibilidad y la explotación de sus propios recursos como solución a los problemas económicos en el sector primario. Si primero fueron las soluciones a través de la diferenciación en algunos cultivos, ahora le toca el turno a la recuperación de algunos productos que ya demostraron en su día su validez en el territorio. Es el caso del Proyecto Oleum, que nació en su día con una clara vocación social y medioambiental y que se encuentra ya cerca de conseguir la autofinanciación. Y es que los promotores de esta iniciativa calculan que será en 2014 cuando este reto eche a andar de forma autónoma sin necesidad del respaldo institucional actual. Ya se sabe: sembrar para poder recoger.
Un siembra que además se sustenta en la consecución de varios objetivos a través del conocido como programa 3R, de recuperación de personas, del olivo y el medio ambiente. Precisamente por estos valores, esta iniciativa, que comenzó su andadura en 2009 gracias a un convenio entre el Gobierno Vasco y el Departamento de Política Social y el de Agricultura de la Diputación Foral de Álava, optó a los Premios Imserso Infanta Cristina 2011 de Calidad y Buenas Prácticas de la mano de este proyecto.
Así las cosas, esta iniciativa va colocando las piezas de su rompecabezas particular con el propósito de fortalecer las líneas maestras de actuación y alcanzar su fin último de ser sostenible con sus propios ingresos. Para alcanzar este nuevo objetivo ha habido que realizar un duro camino que comenzó con la recuperación del vertedero de Oion que, tras una complicada intervención quedó lista para la implantación de olivos.
Estas actuaciones permitieron que la plantación fuera tomando forma poco a poco para pasar a otra etapa en la que se buscó el reconocimiento y la promoción del producto alavés. Para ello, se han organizado diferentes eventos relacionados con la gastronomía y la alimentación saludable, con un papel destacado del aceite local en todos ellos.
Toca el turno en este momento, de buscar nuevos horizontes y pensar en la rentabilidad. Hay que tener en cuenta que los impulsores del proyecto son conscientes de que el territorio no puede competir en precio con otros productores a gran escala, así que buscan otras opciones. Porque, aunque a finales del siglo XIX se llegó a contar con una producción cercana al medio millón de litros en Rioja Alavesa, actualmente se estima que ésta no supera los 70.000. Sin embargo, no se renuncia a superar esta barrera.
De hecho, ya se piensa en conseguir el aumento de la superficie ocupada por el olivo, así como investigar en la optimización varietal y en la calidad del aceite, establecer las técnicas más apropiadas para un cultivo del olivo responsable con el medio ambiente o formar una estructura capaz de gestionar desde el cultivo hasta la comercialización, pasando incluso por la extracción del aceite. Planes todos ellos que permitirían no sólo recuperar el olivo sino convertirlo también en autofinanciable buscándole un factor diferencial basado en la consecución de un producto de alta gama de calidad que compitiera en otro tipo de mercados.
Eso sí, sin olvidar el espíritu social de integración de personas en riesgo de exclusión social y de dinamización del territorio con el que surgió la iniciativa. Así las cosas, se pretende integrar laboralmente de una forma estable a los residentes en la Rioja Alavesa y, a través del desarrollo de una empresa de recuperación del olivo, de su cultivo y de la comercialización de aceite de oliva de alta calidad. De esta manera, se lleva por un lado una actividad sostenible y por el otro, una de recuperación medio ambiental. Además, también se busca la integración de otros colectivos en riesgo de exclusión social en aquellas labores agrícolas que el equipo humano de personas con discapacidad no pueden acometer.
Con esta fórmula se consigue no sólo sacar adelante la cosecha, sino también el desarrollo de habilidades, la potenciación de la autoestima por el trabajo bien hecho y la mejora que supone el trabajo en contacto con la naturaleza.
Gracias a esto, el proyecto Oleum ha supuesto un factor de desarrollo rural de la Rioja Alavesa. Precisamente uno de los factores que influyeron a la hora de escoger la zona como el centro de operaciones del programa. Y es que, con esta opción, se palia la exclusiva dedicación de esta zona a la viticultura, que ha llevado al abandono de otras actividades y ha generado una gran dependencia de la vid. Esta situación ha generado una vulnerabilidad económica ante posibles contratiempos en las cosechas o mercados. Además, el territorio ya demostró en su día la capacidad de producir olivos con calidad y producción.
buenas perspectivas Dos años después de que el programa comenzara a rodar, los resultados han superado las mejores expectativas de sus impulsores, ya que han sido muchos los participantes en la iniciativa y el aceite ha demostrado ser de calidad. Actualmente se encuentra en otra fase muy importante, pues tiene ante sí una serie de retos de cara al futuro. Entre ellos, destacan el incremento gradual de las personas a las que emplear y formar para dar salida del colectivo de riesgo de exclusión, avanzar en la calidad del producto, la puesta en marcha de la línea de comercio justo y acciones de intercambio que serán los pilares de la actividad social empresarial. Además, también se está planeando ya la implantación de la sede del Proyecto Oleum en Laguardia.
Unos pasos que se irán dando poco a poco y que esperan culminar en 2014 con la consecución de la autofinanciación del programa. Porque Álava no tiene por qué ser sólo símbolo de patata y cereal, sino que ya avanza en otros terrenos como la sal y, ahora, el olivo.