vitoria. Los medios de que dispone la Administración son limitados, aunque el Ararteko insta a los poderes públicos a realizar un esfuerzo extra para dedicar más recursos a la atención de los trastornos mentales entre la población infantil y adolescente. Dentro de su última publicación, centrada en la situación de los menores en la CAV, establece un total de 18 recomendaciones dentro de este apartado. Una de las más explícitas insta a las instituciones a "incrementar los servicios destinados específicamente a la población de menores", concretados en algunas áreas de actuación destacadas como el autismo o los trastornos de la alimentación, y subraya "la insuficiencia -en el caso de estructuras intermedias, la inexistencia- de los recursos destinados a la atención psiquiátrica de la infancia y adolescencia".

Cuando los responsables de la oficina del Ararteko recopilaron todos los recursos disponibles en la CAV para atender este tipo de enfermedades en menores, señalaron que la comunidad autónoma cuenta con tres centros educativos terapéuticos, uno por territorio. Uno en Vitoria, otro en la localidad vizcaína de Ortuella y el tercero en el municipio guipuzcoano de Lasarte. Entre todos ellos suman una capacidad total de 40 plazas y cuatro unidades, que atienden a diferentes edades.

Sin embargo, existen determinadas franjas de edad, fundamentalmente la situada entre los 16 y los18 años, que en la práctica quedan excluidas de los recursos ofertados. En algunos casos, por tratarse de servicios exclusivamente destinados para mayores de edad y en otros, por limitarse a usuarios en edad de escolarización, o incluso circunscritos a determinadas etapas educativas, como es el caso de las unidades terapéuticas educativas. "No parece que, para determinadas edades o ante determinadas necesidades, el que haya que acudir a recursos de fuera de la CAPV sea la mejor solución", expone en su análisis el Ararteko.

En la mayoría de los casos, la respuesta a los problemas de salud mental infantil y juvenil exige no sólo intervenir con el propio menor, sino también con su familia. "Por la información recogida, no parece aventurado afirmar que los programas de apoyo social y psicológico a las familias o tutores, o los programas de acompañamiento deben ser reforzados y mejorados", agrega el informe.

El Ararteko llama igualmente la atención sobre la "inexistencia o insuficiencia" de determinados profesionales -por ejemplo, especialistas en psiquiatría infantil-, lo que dificulta en muchas ocasiones incluso la cobertura de plazas o la sustitución de bajas.

Paralelamente, alerta sobre la existencia de determinados recursos sólo para menores tutelados que no están disponibles para otros menores con similares problemas pero no tutelados sino atendidos en su propio entorno familiar. "Ello puede tener unos efectos perversos que deben ser considerados", advierte.