vitoria. Los primeros rayos de sol a media tarde en la capital alavesa avisaban ayer que lo peor del temporal había pasado. Fue la primera imagen ofrecida por un tiempo sosegado tras unas 24 horas infernales. No en vano, Eolo decidió mostrar su poderío con un vendaval que causó molestias y pequeños sustos en todo el territorio histórico.
Ramas y troncos quebrados, los suelos plagados de hojas, papeles y bolsas, andamios en peligro de caer, señales de tráfico dobladas por su tronco y contenedores de residuos bailando al son de unos vientos que alcanzaron y superaron con suficiencia los 100 kilómetros por hora en aquellas zonas de Álava más expuestas por su cercanía a las montañas. En el resto de las comarcas, las rachas de viento de componente sur-sureste alcanzaron los 80 kilómetros por hora. En ese sentido, los datos ofrecidos por la Agencia vasca de Meteorología (Euskalmet) son esclarecedores y sirven para dar color a la imagen de lo acontecido.
Las rachas de viento en zonas expuestas, como en el puerto de Zaldiaran a la salida de Vitoria para alcanzar los pueblos de Trebiño, alcanzaron los 125,2 kilómetros por hora, récord en Euskadi durante este episodio. Otros puntos de la geografía de la CAV también sufrieron azotes de 115,2 km/h en Oiz, 111,9 en Matxitxako o 111,1 en Jaizkibel. La fuerza del viento en zonas más recogidas también se percibió con cierta preocupación. Así, por ejemplo, en la capital alavesa se registraron impulsos eólicos que llegaron a los 113,6 kilómetros por hora.
En Zizurkil, en Gipuzkoa, el viento fue más calmado, pero alcanzó los 92,9 km/h. Tal fue la situación que los Bomberos de la capital alavesa se vieron atosigados por las decenas de llamadas solicitando su presencia que recibió la centralita de Aguirrelanda. Su parte de actuaciones, habitualmente circunscrita a una decena de salidas, se extendió más allá de lo normal en una noche que se tardará en olvidar.
A todo ello, se sumaron las precipitaciones, que dejaron nuevamente en la capital y en casi todas las cuadrillas muchos litros de agua por metro cuadrado. Según las muestras recogidas por los meteorólogos, unos 15 litros, que llegaron acompañadas de tormentas en lugares puntuales, con un despliegue de rayos y truenos acorde a la intensidad del temporal.
Entre las 45 actuaciones reseñadas por el retén gasteiztarra destacan aquéllas que hacen referencia a arquetas saturadas por la cantidad de agua, cristales rotos, persianas arrancadas, macetas precipitadas, semáforos quebrados, piezas de fachadas desprendidas, fugas de agua, por ejemplo, en la sala de velatorios del Hospital Santiago o la caída de un andamio de un edificio en construcción que se desprendió de la séptima planta en el número dos de la calle Bremen.
Todo ello contribuyó a suspender actividades previstas, como una marcha de motoristas amantes de las motos Vespa o para poner en riesgo a los participantes en el Mercado de la Almendra, que ayer se quedó en simulacro ante el riesgo inherente al vendaval y a la lluvia. Gracias a Dios, la alerta amarilla declarada por el Departamento vasco, intermedia para definir fenómenos meteorológicos adversos, se suspendió a media tarde de la jornada de ayer. No obstante, y pese a ello, Álava sufrió vientos de más de 100 kilómetros en zonas de montaña y fuertes aguaceros para surtir a los pantanos.
PREVISIONES
Para hoy, las previsiones son más benévolas. Anuncian brumas matinales y cielos nubosos o despejados. Los vientos serán de componente sur-suroeste, entre flojos y moderados. Las temperaturas máximas subirán ligeramente y en Vitoria se podrán alcanzar los 23 grados.