Donostia. Las playas guipuzcoanas, al igual que otras del Cantábrico, han recibido durante el último mes la masiva llegada de frailecillos atlánticos (Fratercula arctica) muertos.
En el caso de Gipuzkoa, en los arenales de Getaria, Zarautz y Zumaia se han recogido cerca de quince ejemplares, cuando anualmente, por estas fechas sólo se recogen alrededor de dos, según señala Héctor González, naturalista de Itsas Enara Ornitologia Elkartea, asociación para el estudio, conservación y divulgación de las aves en el territorio.
En total, las costas cantábricas han sido el escenario de la aparición de más de 200 de estos animales, aunque González estima que el número de ejemplares muertos podría ser de miles, ya que la proporción de los que llegan a la orilla suele rondar el 10% o el 20% del total.
Además de los animales hallados en el territorio guipuzcoano, en Bizkaia se ha encontrado uno, en Cantabria 82, en Asturias 73 y en Galicia 7.
El naturalista de Itsas Enara explica que, tras el análisis llevado a cabo por veterinarios de la administración, "en los contenidos estomacales se han encontrado restos de hidrocarburos".
Este experto en aves refleja que "las causas de mortandad se achacan a dos factores que se han podido ayudar el uno al otro: la presencia de hidrocarburos en el mar por la práctica criminal de limpiar sentinas (cavidades del barco) en alta mar, junto con problemas en las pesquerías, como la sobreexplotación de los recursos pesqueros".
A ello se unen "varios días de temporal, que agarraron a estas aves en el final de su invernada faltas de reservas y de fuerzas", describe González.
Desastres El representante de la agrupación naturalista recalca que la limpieza de sentinas en el mar es "una práctica que no resulta fácil de perseguir, pero que se realiza aprovechando las indefiniciones que dejan las distintas leyes marítimas de los distintos países en las aguas internacionales".
González describe que esta especie cría en el norte del Atlántico, Bretaña, costas inglesas y escocesas e Islandia, entre otras zonas, y pasa el invierno en el golfo de Vizcaya. "Justo cuando se dio la mortandad estaban para retornar a sus cuarteles reproductores", denuncia González.
Este experto en aves recuerda que la especie ha sufrido "consecutivos desastres en sus esfuerzos reproductores" en los últimos años. "La falta de anchoa y lanzón, las presas de las que se alimenta durante la reproducción y con las que alimenta a los pollos, hace que tengan que volar cada vez más lejos para buscar comida, y que pasen más tiempo fuera de la colonia dejando desprotegidas a las crías, que resultan presa fácil para depredadores como las gaviotas, o de las condiciones meteorológicas adversas", indica.
El representante de Itsas Enara expone que, "desde tierra, es una de las especies de álcidos (frailecillos, alcas y araos), lo que los arrantzales llaman vulgarmente pottorros, más difíciles de ver, porque se trata de un animal de costumbres pelágicas (que vive del mar y en el propio mar), permaneciendo siempre alejados de la costa entre las diez y las 20 millas", aproximadamente.