Vitoria. Casi nadie en Vitoria lo sabía, pero los bares y cafeterías de la ciudad, incluidas en la categoría dos de los establecimientos de hostelería, no tenían permiso municipal para organizar eventos tales como actuaciones musicales de ningún tipo o monólogos de humor dentro de su superficie. La nueva normativa local reguladora del sector, que hoy mismo entra en vigor, abre la puerta a la celebración de este tipo de actos, que podrían ayudar a dinamizar la economía de un nutrido grupo de pequeñas y medianas empresas que atraviesa momentos difíciles.
"Cada cual actuaba por su cuenta y riesgo", explica el gerente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Álava, Andrés Mendoza, quien encuentra en este cambio en concreto una de las caras más amables de la modificación normativa. Si bien es cierto que muchos bares y cafeterías, desconocedores de la prohibición expresa, celebraban veladas con actuaciones sin que hubiese mayores inconvenientes, otros empresarios que sí se habían estudiado el texto legal desistían de organizarlas por miedo a una posible sanción, "o ante la posibilidad de que se cancelase directamente el acto en cuestión", señala Mendoza.
Sea como fuere, la ordenanza vigente a partir de hoy mismo deja atrás la prohibición y la amenaza de multas, como sucede con la cuestión de la ampliación de la superficie útil. El nuevo documento permite a los dueños de los establecimientos incrementar el tamaño de sus locales hasta doblar la actual. "Si los empresarios cuentan a su alrededor con lonjas sobre las que crecer, podrán hacerlo libremente", resumió el gerente de los hosteleros alaveses.
Otro de los cambios que los profesionales del sector han recibido con agrado ha sido el referente a las distancias mínimas que habían de separar unos negocios de otros. La flexibilización únicamente tendrá en cuenta a los locales de las mismas categorías, con lo que la ubicación de una cafetería no interferirá en la apertura de un pub y viceversa. En lo respectivo a las discotecas, sólo se concederán licencias de apertura en las áreas industriales, mientras que las degustaciones, como tal, dejan de existir y pasan a equipararse a las cafeterías.
El capítulo de lecturas positivas para los hosteleros se cierra con la posibilidad de alterar la categoría de los establecimientos. Si se reúnen todos y cada uno de los muchos requisitos exigidos por el Consistorio, los bares que así lo deseen podrán reconvertirse en pubs.
ruidos y vibraciones Junto con la ordenanza reguladora de Hostelería llega la referida a ruidos y vibraciones, que muestra una cara mucho más controvertida. Todos los bares y cafeterías de la ciudad cuyo aislamiento sea inferior a 50 decibelios habrán de acometer obras de insonorización. El Ayuntamiento medirá los niveles de todos los establecimientos hosteleros de la ciudad y enviará una carta con los resultados obtenidos a los titulares. En dicha carta se establecerán las modificaciones y reformas que se deben acometer y los plazos disponibles para ello, que en un principio se han ampliado de cinco a doce años. "Lo positivo es que acabamos de una vez con la incertidumbre que existía a este respecto y lo malo es que muchos locales antiguos de la ciudad se verán obligados a acometer obras costosas en un momento muy difícil", valora Mendoza.
En función del horario del establecimiento y del nivel sonoro de la música deseado, los locales del grupo uno tandrán una limitación acústica de 60 decibelios, los del grupo dos de 67, los del grupo tres de 75 decibelios y, finalmente, los locales del grupo cuatro de 80 decibelios.