vitoria. Santiago refuerza su condición de hospital de referencia para pacientes psiquiátricos agudos. El trabajo de un equipo de investigadores del centro gasteiztarra se ha plasmado en la aplicación progresiva de una terapia para tratar a pacientes afectados por primeros episodios psicóticos, un tratamiento psicoeducativo pionero que pretende amortiguar la repentina aparición de patologías tan graves como el trastorno bipolar, la esquizofrenia u otras psicosis agudas. Un año después de que la técnica comenzara a ensayarse de forma experimental con los primeros enfermos, los resultados saltan a la vista. Si antes de aplicarse uno de cada dos pacientes volvía a ser hospitalizado durante el primer año posterior a ser dado de alta, actualmente sólo lo hace uno de cada diez. Los reingresos, por tanto, se han reducido significativamente (un 80%).

¿Pero cuál es el secreto? Ana González Pinto, jefa de la sección de Psiquiatría en Santiago e investigadora principal de este estudio, explica por qué es tan necesaria una intervención de estas características. "Cuando una persona, generalmente joven, comienza con un episodio psicótico, hay que entender que su vida se rompe completamente, deja de interpretar la realidad como alguien normal y eso es un golpe durísimo para él mismo y su familia; en ese momento deben comenzar a reorganizar su existencia", contextualiza. La terapia arranca tras el ingreso, cuya puerta de entrada es en la mayoría de las ocasiones el servicio de Urgencias o la planta de hospitalización de Psiquiatría, y complementa al fundamental tratamiento farmacológico.

Se trata, a grandes rasgos, de informar y entrenar al paciente sobre su propia patología, ayudarle a detectar los síntomas para que él mismo busque el tratamiento cuando lo necesita o a elaborar "el duelo que tiene debido a la pérdida de salud". En definitiva, proporcionarles una información suficiente para que puedan ser partícipes de su mejoría.

Un arduo trabajo de campo, invididualizado -se atiende a las circunstancias particulares de cada enfermo-, que se desarrolla con la ayuda de un psiquiatra y un psicólogo para cada paciente. "Deben entender qué les ha ocurrido, por qué están enfermos, qué desequilibrios hay dentro de ellos, cómo se puede volver al equilibrio que tenían previamente, qué cuidados deben tener, cómo contrarrestar los efectos secundarios de una medicación y saber la importancia que tiene no consumir drogas", profundiza González Pinto. No en vano, de los 40 pacientes que han pasado ya por el programa, la mitad ha experimentado con drogas -sobre todo cannabis- y esta circunstancia ha precipitado su ingreso. Muchos ni siquiera alcanzan la mayoría de edad, aunque la franja de edad de los pacientes llega hasta los 35 años.

12 sesiones El tratamiento, de forma más concreta, se extiende durante una docena de sesiones de entre una hora o una hora y media de duración, que necesitan de una preparación previa en función del estado clínica del paciente, en intervalos de quince días. "La mayor parte de estas personas tiene que ingresar en el hospital, y como no interpreta adecuadamente la realidad, muchas veces no llega a reconocer que está enfermo. Eso dificulta muchísimo que pueda mejorar, porque no se da cuenta de que tiene que tomar una medicación y seguir unos cuidados", expone González Pinto.

Otro de los problemas recurrentes, que no desaparece con el paso del tiempo, es la estigmatización que acompaña a los pacientes psiquiátricos. La especialista lamenta que estas patologías siguen generando "rechazo por parte de la sociedad", y todo ello a pesar de que las psicosis afectan a entre el 2% y el 4% de la población. "No es una enfermedad extraña, sino muy frecuente, aunque muchas veces se esconda", advierte.

Uno de los aspectos fundamentales del tratamiento psicoeducativo aplicado en Santiago pasa por hacer saber a los pacientes, en este sentido, "que más que estar enfermos tienen una vulnerabilidad hacia una serie de cosas y deben cuidarse". Por ello, equiparar su patología con otras más normalizadas socialmente puede ayudarles a lograr el objetivo final. "Es como tener una hipertensión y saber que hay que tener cuidado por ejemplo con la sal, que hay que hacer ejercicio o cuidar la dieta", ejemplifica González Pinto.