Un presentador de la BBC que afirmó en un programa sobre la eutanasia haber asfixiado él mismo veinte años antes en su cama de hospital a su joven amante, enfermo de sida, será procesado, pero sólo por malgastar el tiempo de la policía. Una investigación que ha durado seis meses sobre el supuesto homicidio no ha dado fruto al no haber encontrado la policía ninguna prueba.