Para 2.839 mujeres, Vitoria amaneció ayer azul. A pesar del amenazante cielo gris. Vestidas todas con las mismas camisetas, atletas, abuelas, nietas, madres, amigas de la infancia, colegas de gimnasio, vecinas de toda la vida y demás dedicaron cinco kilómetros a un mismo objetivo: recaudar fondos para que la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) prosiga su lucha contra el tumor de mama. Una enfermedad que ayer estuvo en boca de todas antes, durante y después de la III Carrera de la Mujer. Historias con finales felices en algunos casos. Trágico en otros. Como el que recordó, con la mirada perdida, Maite Gutiérrez mientras se ajustaba los cordones de las zapatillas a un suspiro del inicio del circuito, poco antes de las diez de la mañana, en el parking de Mendizorroza. "María tenía 30 años. Era mi compañera de trabajo. Le encontraron un bulto y... Un año". A ella le dedicó el esfuerzo. Trotó hasta el final, pese al tropiezo en Adriano VI, el flato a la altura de Manuel Iradier y la falta de aire en la recta final, cuando ya divisaba el parking de Mendizorroza. Era su segunda edición y, en esta ocasión, no la cubrió a pie. "Por María", subrayó feliz.
Carmen también corrió. Y más rápido que nunca. La mujer convertida en modelo de inspiración por su 2 a 0 ante el cáncer de mama superó su propio récord. Y cruzó la meta entre aplausos con un consejo: "La constancia es lo importante. El ejercicio ayuda a prevenir el cáncer y otros efectos colaterales como la osteoporosis". Bien lo saben las integrantes del club de jubiladas de Barakaldo, un grupo de 73 años de media que participaron un año más en el circuito de la capital alavesa demostrando que, si la vida es una carrera de fondo, la de ellas va camino de convertirse en maratón. Las animadas veteranas, no obstante, le quitaron valor al esfuerzo realizado y prefirieron ensalzar "el ambientazo tan bueno" que se crea en todas las ediciones. "Es una experiencia realmente bonita", aseguraron tras hacer acopio de zumos para recuperar energías y fotografiarse en el mural solidario de una de las empresas patrocinadoras de la carrera.
Las sonrisas de Itxaso y Arantza, hermanísimas, no podían ser más elocuentes. Para ellas fue su primera vez y finalizaron el recorrido con dos objetivos: repetir el año que viene y tratar de cubrir la distancia corriendo. "Cuando nos enteramos de que se podía ir andando, que no hay competencia, no lo dudamos, pero ahora hemos decidido que hay que ponerse en forma y sudar los cinco euros que cuesta participar. La lucha contra el cáncer lo merece", apuntaron las jóvenes tras alcanzar la meta. El otro reto lo cumplieron allí mismo. Retratarse junto a la madrina de la carrera, una espléndida Anne Igartiburu, y el director del circuito, Martín Fiz. "Está muy bien la presencia de famosos, pero tienen que venir más y mojarse. Los personajes públicos pueden hacer mucho por esta causa", consideró Miren, mientras se deslizaba hacia la recogida de firmas a favor de la ley de bares sin malos humos y la marea azul lanzaba grititos. Había salido al escenario Hugo, finalista en la segunda edición de OT.
Las mujeres disfrutaron con el concierto, en el que apareció por sorpresa Manuel Carrasco, y les sobró energía para continuar con el ejercicio. Laura, Leire e Iñaki, monitores de la federación española de aérobic y fitness, les hicieron sudar el azul de lo lindo. Un final purificador que quedó redondo al conocerse la recaudación. La cifra donada en toda la historia de las Carreras de la Mujer asciende ya a 245.839 euros. Y este año seguirá subiendo. Tras Vitoria, este importante evento femenino, que a nivel estatal ha alcanzado su quinta edición, pasará por Gijón, Sevilla, Barcelona y Zaragoza. Y allí estará Carmen.