Bilbao. La capital vizcaína ha acogido estos días un congreso al más alto nivel sobre los Derechos de la comunidad creadora. Voces cualificadas alertan de los nuevos negocios, nuevos soportes y sobre todo de Internet, el demonio para este colectivo. Pablo Hernández, con mando en plaza en la SGAE, insiste en que hay muchas web que "no respetan los derechos de autor. Son empresas parásitas que están obteniendo grandes ingresos (hasta trescientos mil euros anuales, calcula el responsable de los servicios jurídicos de este organismo) y que no están pagando a la industria de los contenidos; y eso es injusto.
¿Se imagina que el carpintero que diseñó y creó esta mesa nos cobrara por estar usándola?
El carpintero la hace, vende y cobra. El compositor no. La pone en el mercado, los empresarios la utilizan y es la SGAE la que se dirige a todos ellos y cobra una cantidad muy pequeñita para retribuir al autor. La única forma que tienen de cobrar es licenciarla, alquilándola como quien tiene un piso, con cantidades pequeñas para que todos los explotadores de contenidos la empleen en igualdad de condiciones y montar su negocio.
¿Una cantidad muy pequeñita, dice?
Cuando digo muy poquito es si lo comparamos con otros países. Los ingresos de la comunidad de creadores en España tiene unos ingresos que son el 25% de los que se obtienen en Alemania. La SGAE tiene unas tarifas en el umbral medio bajo europeo. Pero no es esa nuestra preocupación. Sólo queremos es que el derecho de autor se respete. Queremos tener todos los clientes que podamos y pagar poco. Esa es nuestra filosofía no es tiempo de reclamar, pero sí de que pague todo el que lo usa.
¿A pesar de las protestas, por ejemplo, de las peluquerías?
Hay peluquerías que satisfacen a sus clientes con tipologías de música y segmentan así a sus clientes. Nosotros damos un valor añadido a esos establecimientos. Si el establecimiento no valora ese valor añadido puede no utilizar esa propiedad que es de los creadores y de las discográficas. Si la utiliza es porque considera que a sus clientes les da un valor que lo aprecian.
Pues hay algo que no están explicando bien…
Igual es que lo hemos explicado poco si uno mira el panorama de críticas. Hace poco, decía Jorge Drexler, integrante del Consejo de la SGAE, que si esta sociedad maneja música y películas que nos hacen felices y si tenemos unas tarifas bajas, por qué tenemos esta imagen.
¿Han llegado a alguna conclusión?
Se trata de explicarlo más sencillamente y de que los periodistas nos entiendan. La preocupación de los medios de comunicación, que viven de la propiedad intelectual, nos ayudará a hacerlo. En vuestro propio trabajo vais a vivir la dificultad del que crea contenidos intangibles...
¿La situación actual?
Es época de inquietud por el tema del on line. Se están dando pasos en algunos países y es una buena oportunidad para intercambiar experiencias de cómo están funcionando aquellos países más avanzados en la regulación de estos mercados.
¿De entrada, suponemos que toda descarga "on line" es ilegal?
No, no. Hay muchos negocios legales en el mercado de Internet, cada vez más que basan su plan de negocio en la publicidad y hay otros que basan sus ingresos en el pago por parte del consumidor de una suscripción o de un pago por descarga. El problema es que todavía tienen que competir con un gran mercado que no respeta los derechos de autor. Existen muchas empresas parásitas que están obteniendo grandes ingresos, se calcula que unos trescientos mil de media al año, y que no están pagando a la industria de los contenidos y eso es injusto.
¿Y la Ley de Economía Sostenible?
Es un paso adelante para que las páginas web de empresas que explotan contenidos y que no paguen por ellos no se les permita continuar con esa práctica. Nuestra idea es ver si resulta eficaz y una vez cumplido un periodo de tiempo, tomar una postura. Si no es eficaz se necesitarían otras actuaciones.
¿Algún día se cobrará por contar chistes?
Se cobra. Hay autores de chistes que son socios de la SGAE. ¿Al final qué es un chiste? Es un pequeño espacio teatral y cuando su obra se transmite, la televisión por ejemplo, nos paga y nosotros al autor.
No lo sabía…
O sea que ibas a hacerme una broma, pero…