Murgia. Ni las negras nubes ni la lluvia intermitente que a lo largo de la mañana de ayer empapó ligeramente la localidad alavesa de Murgia consiguieron minar un ápice la ilusión de los cientos de participantes en el Arabako Dantzari Eguna. Ni la suya ni la de sus familiares, amigos y amantes de la danza en general, que respondiendo a la convocatoria atestaron literalmente el polideportivo del municipio. Nadie quiso perderse ni un solo detalle de las evoluciones de los dantzaris, grandes y pequeños, que a lo largo de la mañana llenaron el recinto de arte y tradición.

Los preparativos iniciales para el certamen se resintieron notablemente ante la previsión de lluvia y fue necesario echar mano del plan alternativo para evitar riesgos innecesarios. Aunque estaba previsto que los diecisiete grupos de danzas adscritos al Araba Dantzarien Biltzarra se concentraran en la zona de las piscinas a las 11.30 horas y desde allí se distribuyesen por las tres plazas principales del municipio para ejecutar al unísono el programa de danzas establecido, las previsiones meteorológicas obligaron a renunciar a los escenarios al aire libre, lo cual trastocó en buena medida los horarios previstos.

Al tratarse de la edición XXXIII del certamen, la dilatada experiencia de los organizadores hizo posible que existiese una estrategia paralela, consistente en trasladar todo el entramado al polideportivo municipal. Ello supuso replantear la distribución de los grupos e indicar a los cerca de 700 dantzaris que ayer se dieron cita en Murgia el lugar que le correspondía a cada grupo y la manera en que se ejecutarían las coreografías para que el espacio disponible quedase perfectamente aprovechado. Llevó algún tiempo adecuarlo todo a la nueva disposición, pero mereció la pena porque el espectáculo posterior que se vivió en el recinto fue inmejorable.

Mientras Nati, la presidenta del Araba Dantzarien Biltzarra, se ocupaba de atar los últimos flecos y lamentaba que las condiciones acústicas de la estructura no fueran las óptimas, los dantzaris, sus familiares y amigos iban llenando el polideportivo. Los más txikis pasaban de manos de sus padres a las de las andereños, quienes se ocupaban de supervisar todos los detalles y de ofrecer las últimas indicaciones. Entre juegos, los más pequeños no podían evitar revelar cierto nerviosismo que era captado a todo color por las cientos de cámaras de fotografía y vídeo que poblaban los graderíos. En la zona de asientos pronto fue imposible hallar un hueco libre, ni siquiera en las escaleras, por lo que muchos tuvieron que conformarse con contemplar el certamen desde los más improvisados puestos de observación.

Antes de abrir el baile, los grupos se ordenaron para iniciar una kalejira que les llevó desde el interior del polideportivo hasta el Ayuntamiento. En la plaza, dieron la vuelta y regresaron para ocupar el puesto desde el que iniciarían el certamen.

Desde los asientos, padres, madres y abuelos buscaban con la mirada a los txikis, auténticos protagonistas de la jornada. "Es el del pañuelo azul", explicaba Miguel Ángel tras localizar a su hijo. "Ahí está la mía", señalaba Idoia al hacer lo propio con su hija. Cuando sonó la música, los integrantes de Gastedi Zuaitarra, Untzueta, Armentia, Jeiki, Yekora, Algara, Eguzki-Lore, Arantzabela, Odon Apraiz, Haize, Ikasbidea, Adurtza, Ioar, Nanclares, Oketa, Urkabustaitz y Kontrapasak iniciaron el programa. Agintariena, peskadoras, neska mutilak azkenean pozik -momento que arrancó numerosos aplausos-, zapatain dantza, orpo punta, arrastaria, gorulari (arku dantza), oficios, bailaos, itai dantza, mendiko soinuak, fandango, arin-arin y, finalmente, txulalai. Completado el repertorio, hubo incluso un momento para la sorpresa. Los grupos rindieron un emotivo homenaje a Begoña Erzio, la responsable durante 40 años del grupo de danzas local, Gastedi Zuaitarra, quien desconocía que fuese a ser objeto de reconocimiento.

Llegada la hora de la comida popular, cada cual echó mano de lo que había llevado, con lo que se evitaron problemas con el menú. Y por la tarde, dado que las infraestructuras se encontraban en el polideportivo, el recinto sirvió de nuevo para acoger la romería y el posterior concierto de Azido Folkloriko. Para el año que viene, sólo hará falta que el tiempo acompañe para que todo sea totalmente perfecto.