"Mientras la salud me respete seguiré donando". MARISOL LÓPEZ DE ULLIBARRI
Con 30 años de antigüedad como donante, acude periódicamente a su cita. Su familia fue determinante a la hora de tomar tal decisión. "Mi marido era donante, íbamos a las cenas y él tenía regalo y yo no, y eso me molestaba. Así que decidí hacerme", confiesa. Perdió su miedo a las agujas y desde un principio "doy de dos a tres veces al año". Reconoce que "es una experiencia muy buena y recomendable". Su lugar elegido para donar es el Hospital de Santiago de Vitoria. A lo largo de su vida nunca ha tenido que recibir ninguna transfusión, y tan sólo un hermano suyo, transplantado de hígado, ha hecho uso de la sangre que otros donan. Junto a su marido y sus hijos conforman una particular familia donante. "Mi hijo también dona plasma. Mientras la salud me respete, seguiré".
"Fui al hospital y vi que se donaba y no me lo pensé". M.GLORIA MTZ. DE ALEGRÍA
A sus 66 años, María Gloria Martínez de Alegría continúa donando sangre porque "todavía estoy bien". La visita a una persona cercana a un hospital alavés desencadenó su vena solidaria. "En esa visita vi cómo se donaba sangre y no me lo pensé dos veces". Lleva más de veinte donaciones a lo largo de su vida, siempre en el Hospital Santiago de Vitoria. "Empecé dando hasta cuatro veces, y ahora sólo dos". Pese a haber cumplido la edad recomendada para realizar donaciones, María Gloria reconoce que "si me hago revisiones y sigo bien, mi intención es seguir donando. Y no sólo eso sino que animo a todos los ciudadanos a donar sangre porque es una actitud solidaria y contribuye a salvar muchas vidas", concluye Gloria.
"Me aconsejó el médico, tengo la sangre gorda".ISIDORO FDZ. DE TROCÓNIZ
Lleva más de 70 donaciones, aunque con el paso de los años ha reducido el ritmo. "Empecé con cuatro al año y ahora doy dos". Para Isidoro, la donación ha supuesto un fármaco natural, ya que "tengo la sangre gorda y el médico me recomendó que donara o me tenía que poner un tratamiento". Tras cada extracción, pasa dos meses y medio "fenomenal y enseguida comienzo a notar en el cuerpo que ya me toca. Llevamos unos controles grandes porque sin más no se puede donar, primero te hacen pruebas para ver si vales"
"Me quitó los dolores de cabeza". JOSÉ ALONSO
Es otro incondicional de las donaciones. Su decisión de ceder sangre se remonta a hace muchos años. "Tuve una temporada que me dolía mucho la cabeza. El médico de la fábrica me dijo que si lo hacía tal vez se me quitarían los dolores y acertó". Con un grupo sanguíneo A+, Alonso recomienda a todo el mundo la experiencia. Recuerda que cada día hay mucha gente que se ve necesitada de una transfusión para seguir adelante, por lo que el papel del donante es fundamental. "La sangre es de las pocas cosas no se fabrican"
"No cuesta ningún sacrificio". J.JOSÉ PECIÑA
Comenzó en el año 1964 una larga etapa en la que ha superado el medio centenar de bolsas de sangre. "No molesta y no cuesta ningún sacrificio. Además, hacemos un bien", reconoce este hombre que aprovecha cualquier ocasión para "recomendar" a amigos y familiares que donen sangre. "Los hijos se hicieron gracias a mí". Ayer acudió a Agurain con ganas de pasárselo "bien"