san Prudencio ya está aquí, y eso se siente en la calle. Como los caracoles, los alaveses aprovecharon los primeros rayos de sol del día para salir de sus casas a hacer compras o simplemente a tomar el vermú con los amigos. Pese a la estampida general que suele haber en Vitoria por estas fechas, el ambiente prefestivo ya se hacía notar en cualquier esquina, como en la Plaza de Abastos, punto de encuentro de muchos gasteiztarras los sábados por la mañana.
La gente hacía cola desde primera hora para meter en la cesta uno de los manjares estrella por estas fechas: los caracoles. Preparados o crudos, el puesto de Idoia Lauzurica no daba abasto con todos los clientes que tenía por atender. "Las mujeres mayores han sido las primeras en venir, ellas se llevan el caracol crudo y limpio, y luego lo cocinan en casa; los jóvenes en cambio vienen más tarde y se los llevan cocinados", aseguraba la encargada de Caracoles Gorbea. Ángeles Vallejo y Rosa Gómez también se acercaron a preguntar por los moluscos, aunque finalmente se fueron con las manos vacías. "Yo los tengo ya en casa, que los ha cogido mi marido en Aretxabaleta", aseguraba Ángeles, en cuya casa nunca falta este plato por San Prudencio. "Los hago con champiñón, que no perretxiko, panceta, jamón york, tomate y chorizo", explicaba esta vitoriana. Rosa, por su parte, optó por dar una vuelta más por la plaza para comprobar el precio del resto de los puestos. "Antes íbamos a cogerlos a Víllodas, pero ya no tenemos coche", se lamentaba.
En Caracoles Gorbea, uno de los cinco establecimientos que venden este producto, ayer los tenían a 15 euros el kilo. "Sé que en otros sitios están más baratos, pero éstos son de criadero, es decir, se alimentan de cereales puros y por eso tienen la concha dura y la carne más blanca y más jugosa", explicaba Idoia.
Sin embargo, ayer en el mercado también había forma de llevarse a la boca este exquisito manjar sin gastar un duro. Los integrantes de la Federación de Sociedades Gastronómicas Boilur ofrecieron en la última planta una degustación de caracoles, que estaban para chuparse los dedos. Así lo constató Sergio Martín, de 12 años, que pese a su corta edad los disfrutó como nadie. "¡Están riquísimos!", exclamaba. El artífice de dicha delicatessen fue Silvestre Aracama, que explicaba que uno de los secretos está en dejar reposar la preparación durante dos días.
Los suyos, sin duda, fueron muy aplaudidos entre los que se acercaron a la Plaza de Abastos. Así lo pudo comprobar su gerente, Eloy López de Foronda, que se encargó de repartir las raciones personalmente. "Dicen que están extraordinarios". Según explicó el juntero, han sido muchos los vitorianos que han aprovechado esta última semana de abril para acercarse al mercado a hacerse con los productos típicos de San Prudencio, especialmente los perretxikos, que estaban a mitad de precio respecto a hace una semana.
A 19 euros el kilo los vendían el puesto de Quesos Mari. "Han bajado muchísimo porque nos ha llegado mucha cantidad", explicaba una de sus encargadas. Durante toda la mañana se formaron frente al puesto largas colas de personas que no querían perder la oportunidad de disfrutar de un buen revuelto.
Ya en la calle, fuera del mercado, se seguía respirando ambiente de fiesta. El sonido de las fanfarres indicaba que quedan ya menos de cinco días para celebrar San Prudencio en las campas de Armentia. La ciudad acogió de hecho distintas actividades como preludio al festejo. La cuadrilla de blusas Jatorrak homenajeó a Iker Galarza, a quien ha nombrado socio de honor gracias al papel de Pruden, que interpreta en la serie Vaya Semanita. Además, la Diputación hizo entrega por la tarde del premio correspondiente al Concurso de Platos Típicos Alaveses, que fue a parar a la sociedad Ibai-Txiki.