Vitoria. El presidente del PP alavés, Alfonso Alonso, aprovechó ayer la imputación de dirigentes del PNV en un caso de corrupción para volver a cargar contra este partido pero también contra la dirección socialista de Txarli Prieto, al tiempo que presentó las credenciales del PP para reconquistar la Diputación en 2011.

Alonso trató de mantener el equilibrio entre el respeto al "derecho de defensa" de los acusados y la exigencia de que se "depuren las responsabilidades". Pero según avanzó la rueda de prensa fue elevando el margen de la sospecha hasta extenderlo como una mancha de aceite.

una lucha "vital" "Es hora de que se tomen responsabilidades políticas". "La sombra de la duda no se puede proyectar sobre la Diputación y la Caja Vital". Con estas dos frases, Alonso entroncó a Agirre y al presidente del ABB, Iñaki Gerenabarrena con los presuntos casos de corrupción y propuso su relevo. Al presidente del ABB le pidió que dimita del cargo que ostenta en la Caja. Al diputado Agirre no le pidió la dimisión e incluso rechazó la posibilidad de presentar una moción de censura en su contra, una vez aprendida la lección de esta legislatura porque, como asumió, "es cosa de dos partidos" y ya conoce la postura contraria del PSE.

Pero ante la imposibilidad de descabalgar a Agirre por esa vía, lo que no descartó fue impulsar un "gobierno de concentración" entre quienes "no están involucrados" en la investigación; una tarea que se antoja complicada en el actual juego de fuerzas, y más aún cuando a continuación dirigió su acometida contra Prieto, a quien acusó de "repartirse espacios de poder" con el PNV y mostrar "comprensión" ante sus imputados. "Es una actitud "vergonzosa", aseguró, sólo justificada por las cosas que tiene "en común" con Agirre: "que su número dos está imputado por colaboración con banda armada" [en referencia a Víctor García Hidalgo, imputado en el Caso Faisán], y el del diputado foral, Alfredo de Miguel, "por corrupción".