bangkok. Tailandia e Indonesia recordaron a las cerca de 175.000 personas que murieron en estos dos países a causa del tsunami que pulverizó áreas costeras en las que ayer, cinco años después, los vestigios de la catástrofe son atracción turística.
Varios miles de tailandeses y extranjeros asistieron al ritual budista celebrado en la localidad de Takua Pha para homenajear a las 5.398 víctimas de aquel desastre que afectó a pequeños pueblos y a populares destinos turísticos del suroeste de Tailandia, entre ellos Phuket, Kao Lak y las islas Phi Phi. "Que todas las almas de todas las nacionalidades, donde quiera que estén, reciban las oraciones de estos monjes", declaró Kurab Pliamyai, que perdió a más de 10 familiares en el paso del tsunami.
Al amanecer, la gente hacía cola a lo largo de la principal calle Takua Pha para poder entregar sus ofrendas al millar de monjes que oficiaron la ceremonia en el mismo monasterio en el que expertos y especialistas, incluidos de la Policía española, trabajaron durante varios meses en la identificación de cadáveres, soportando el calor y el hedor que llegaba hasta mucho más allá del casco de la ciudad.
A unos pocos kilómetros, en Ban Nam Khem (Agua Salada), un pueblo de pescadores que perdió a más de la mitad de sus 5.000 habitantes, se llevó a cabo otro solemne acto en un marco totalmente diferente al que dejó la gigantesca ola cinco años atrás.
Este pueblo, otrora formado por cientos de cabañas de madera, es hoy lugar de parada y fonda del reguero de turistas que recorren las pavimentadas calles flanqueadas por nuevas casas de piedra, de las que alguna cuelga un letrero que dice se alquila, y paran ante las tiendas de recuerdos antes de visitar el muro con forma de ola que han levantado frente al mar, y que llaman monumento al tsunami. Más allá y siguiendo el recorrido marcado por señales de color azul que indican Zona de peligro de tsunami, en el lujoso complejo de una cadena hotelera internacional del que extrajeron más de 300 cadáveres de huéspedes y empleados, nuevas hornadas de turistas toman el sol sobre la arena de la playa.
reconstrucción Por el camino plagado de casas deshabitadas y construidas gracias a las ayudas enviadas a nivel internacional, la gente se fotografía al lado de lancha patrullera de la Policía tailandesa que el tsunami arrastró más de un kilómetro tierra adentro, y que allí han dejado par que sea el monumento central del pequeño jardín que ahora la rodea.
A lo largo de la playa de Khao Lak, en donde unas 3.000 personas perdieron la vida, la mayoría de ellas turistas, sobre los escombros han levantado hoteles mayores que los que el tsunami borró y más cerca del mar que antes.
En las islas Phi Phi, de las que la ola con su embestida arrancó todo cuanto encontró a su paso, los bares, comercios y hoteles hacen caja con lo que gasta la legión de visitantes que desembarca sobre la playa en la que hace cinco años se amontonaron los cadáveres.
El tsunami desatado ese día 26 de diciembre de 2004 por un maremoto de 9,1 grados de magnitud, golpeó las costas de 13 países bañados por el Océano Índico y causó cerca 226.000 muertos, incluidos unos 167.000 en Indonesia. En Banda Aceh, al norte de la isla de Sumatra, también miles de personas participaron en el acto oficial en el puerto, que al igual que en otras partes de la provincia, se evidencia el efecto de los 6.800 millones de dólares que han gastado en su reconstrucción 800 organizaciones no gubernamentales, organismo internacionales y los países donantes. Esta localidad indonesia fue la zona más afectada. Allí, cinco años después, el número conjunto de muertos y desaparecidos se supera los 166.000.
"Nunca lo olvidaré en la vida. Tras el terremoto, corrimos hacia nuestra casa y comenzamos a escuchar los gritos de la gente al ver la ola", declaró Ambasiah, dueño de la casa donde más de 50 personas buscaron refugio ante la llegada del agua. "Cuando subió la ola, vimos que una barcaza se había quedado en el tejado. Trepamos y allí nos quedamos hasta la tarde, viendo como las olas seguían llegando", añadió.
PUERTOS Y AEROPUERTOS El vicepresidente indonesio, Boediono, asistió a una ceremonia en el puerto de Ulee Lheu, a 3 kilómetros de Banda Aceh. "Cinco años después, el Gobierno de Aceh y su gente, con ayuda del Gobierno central y de la comunidad internacional, han resucitado la zona para comenzar una nueva vida", declaró. En cinco años, según los datos manejados por la Agencia para la Rehabilitación y Reconstrucción de Aceh, en esta provincia se han construido 140.000 viviendas, 1.700 escuelas, más de un millar de edificios públicos, 36 puertos y aeropuertos, además de 3.700 kilómetros de carretas. La cantidad de dinero destinada a Indonesia es una fracción de los 13.000 millones de dólares que la comunidad internacional donó a las naciones afectadas.