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Isabel FuentesBióloga y divulgadora científica

"Es importante no pasar de puntillas por la vida, nos estamos pasando de rosca"

Isabel Fuentes, bióloga y comunicadora, publica ‘Hemoglobina’, una lectura desenfadada y brutalmente irónica en la que se refleja, con gracia, el aspecto más patético y parasitario de la sociedad española actual

"Es importante no pasar de puntillas por la vida, nos estamos pasando de rosca"Maximo Garcia

En sunovela Hemoglobina, la bióloga bilbaínaIsabel Fuentes nos sitúa frente al espejo distópico de una sociedad sedienta de sangre, a caballo entre el canibalismo y el vampirismo. La protagonista, Celia, es una genetista que colaboró con la policía científica y ahora trabaja en una clínica de reproducción asistida junto a su compañero de vida, Juan Luis. Un trabajo monótono, una relación frustrante y una epidemia de vampirismo que se extiende por su ciudad. Cuando Enciso, expolicía que trabajó ella, le pide ayuda para investigar estos casos por encargo, ella pone la ciencia al servicio de la verdad hasta dar con el origen de esta sed de sangre.

QUIÉN ES

Isabel Fuentes (Bilbao, 1971) es bióloga y doctora en Museología de Ciencias naturales y humanas por el Muséum national d’Histoire naturelle de París. Su carrera profesional la ha dirigido a la comunicación científica y a la gestión cultural. Es autora de diversos artículos y en 2015 publicó su primera novela, Un gen fuera de la ley, que fue candidata al premio de creación literaria de la RAE 2016. Actualmente es directora de CaixaForum.

Inicialmente, el título parece un ensayo de fisiología. Pero de eso nada; la hemoglobina, la sangre y la ciencia son solo hilo corrido para ovillar una desenfada novela… ¿cómo la definiría usted?

Me gusta definirla como una novela cargada de humor, con mucha ciencia también y que tiene algo de thriller distópico, pero que al mismo tiempo es sumamente costumbrista porque retrata los detalles de los comportamientos en una sociedad que es la nuestra aquí y ahora, en una sociedad de cualquier localidad española; porque, aunque sucede en Madrid, prácticamente esta apenas se menciona y la ciudad podría ser cualquiera.

De ocurrir en el siglo XIX sería un ácido e irónico relato costumbrista, pero en el pleno siglo XXI, ¿la crudeza de la realidad social que usted presenta tiene más de amargura y hasta de humor negro que de ironía?

Es posible; los límites entre el humor negro y la ironía, a veces, son difíciles de definir. Creo que tiene de ambos. Es una novela en la que hay quien puede rescatar más la parte sarcástica e irónica, pero efectivamente es una novela con toques de humor negro. Sí que es cierto que es una novela que, girando alrededor del humor, toca muchos puntos trágicos y amargos tal como señalas. Pero por eso es verdad que ese humor muchas veces torna en un humor negro, en medio de una novela supuestamente negra, que no lo es tal, porque hay un pequeño thriller.

¿Qué es para una bióloga como usted la gentebien -a quienes nombra en el subtítulo- los que tienen dinero o los que aparentan tenerlo…? ¿Nuevos ricos o ricos venidos a menos?

En la novela hay un poquito de todo. En cualquier caso, es una burguesía. Hay personajes que sí que reflejan unas posiciones sociales anteriores, como es el caso de la madre de Celia, por ejemplo, que se agarra a querer seguir sacando su vajilla de Bidasoa para merendar ella sola. Pero casi todos los personajes que se retratan son profesionales; no hay rentistas, salvo un personaje que traspasa la novela de refilón. Ese subtítulo del libro es una ironía en referencia a la que le gustaría mostrarse y aparentar como gentebien, pero son gente que tiene que ir a trabajar y tiene los problemas de todos los días, aunque están muy esclavizados por un estatus, sobre todo en apariencia; esclavizados en no perderse un restaurante, un coche de última generación, un estreno…

¿Diría usted que hay mucha gentebien en esta España que dicen marcha económicamente viento en popa y socialmente un tanto al garete como pollo sin cabeza?

Hay diferentes tipos de personajes, y de hecho esta gentebien no son los propios personajes que salen en la novela, sino los que observa la propia protagonista al transitar por la calle, en determinados barrios. Sí refleja las diferencias sociales, por ejemplo con un el guiño en alusión directa a los hospitales públicos y a la sanidad concertada en algunas ocasiones; y también refleja una sociedad que vive de espaldas a ciertas desigualdades. No es el tema principal de la novela, pero también puede leerse un subtexto que muestra nuestra preocupación por cuánta proteína comemos, si elegimos la semilla chía, de sésamo o de lino, haciendo 18 estudios para cada alimento saludable que estos personajes pueden comprar o comer; desde luego no están atentos ni interesados en que alguien simplemente no pueda comer ni pollo.

"Hay que leer, hacerse preguntas, y no pasar de puntillas por la sociedad”

Entre “grupo de patéticos aparentadores” o “conglomerado de parásitos”, ¿en qué lugar colocaría a su gentebien?

No diría yo que los personajes que tienen más protagonismo sean los parásitos; son gente que trabaja. Hay algún personaje, como la madre de Celia que es muy exigente con la persona que le ayuda en la casa cuando ella no ha dado un palo al agua en su vida, o la jefa del consejo de Administración de la Clínica donde trabaja que también quiere aprovecharse saltándose algunos temas éticos; en esos casos igual sí. Hay un personaje totalmente parasitario, que es Jacobo, pero es verdad que los protagonistas son observadores y forman parte de cierta rueda vital. Por ejemplo Celia, que se quiere separar y reivindica el no sucumbir a las “chorradas” y es la única que se mantiene debatiéndose entre ser consciente de que disfruta acercándose a esa vida y, por otro lado, se observa a sí misma un poco patética cuando la vive.

La portada de 'Hemoglobina', de Isabel Fuentes.

Si un pijo-gentebien de su novela fuera genetista y supiera/pudiera usar la edición génica, ¿qué genes se quitaría y cuáles se añadiría?

Todo esto es una fantasía, porque evidentemente la genética no funciona así. Pero sí, creo que habría quienes se quitarían o pondrían genes. La mayoría buscaría como loca los tipos de genes que tienen que ver con la estética del cuerpo y se modelarían a su gusto muscular, etc.; y seguramente se quitarían los genes que pudieran estar relacionados con altos niveles de autoconciencia. Hay otra cosa que permea a lo largo de la novela y que podría estar relacionado con esto, como es un apego casi de idolatría a las emociones, y una vez más esos pijos no son los protagonistas, sino los que observa la protagonista, a algunos de esos amigos que salen en la novela. Porque presento varias situaciones en las que se ve cómo es este disfrute casi epifánico de un olor, una comida... de lo que llamamos ahora una experiencia; porque existe una sobrevaloración de las experiencias sensoriales. En la novela hay un poquito de burla a esa sobrevaloración a través de la protagonista, que observa agudamente a su alrededor, a la sociedad en la que vive. Si esos pijos pudieran quitarse algunos genes, serían los que tienen que ver con la razón.

Hierro, hemoglobina y hematíes conforman la sangre roja. ¿De qué color sería la de esa gentebien que pulula por su novela, azul real, añil de fasciofachanostalgia, verdosa de envidia y marrón de codicia?

Medio verdosa de la envidia; desde luego azul, no. Como mucho, un marrón con ínfulas de azul.

¿Cree que obras cargadas de sátira y mucho humor negro como la suya retratan mejor nuestra realidad social que un sesudo estudio sociológico o mil informativos de televisión?

Todo es complementario, cada uno escoge su lenguaje. Los estudios sesudos son necesarios, quizá es cierto que los lee menos gente, pero son necesarios. Todo suma, y diría que en el punto donde estamos, con tal de que se lea, tan válido es elegir un sesudo estudio como una novela cargada de humor. Lo importante es que nos hagamos preguntas, que no pasemos de puntillas por la sociedad y por los comportamientos que estamos teniendo, que algunos de ellos se nos están yendo de las manos; nos estamos pasando un poco de rosca. Todo lo que sea leer y pensar ayuda. Cada uno que escoja la lectura que quiera con tal de leer.

Las novelas se escriben para ser leídas por todos. Pero ¿a quién recomendaría con especial dedicación y como texto de análisis sociológico su narración-thriller distópico y mordiente?

Se la recomendaría a todo el mundo. Creo que una vez que ya está terminado por mi parte, el libro deja de ser mío en cierto modo y es de los lectores que lo quieran leer. Animaría a todos y todas a que lo leyeran, porque cada uno puede interpretarlo o divertirse de alguna manera. La relación de cada lector con el libro que lee es singular, y cuando es ficción quizás más, porque se aleja más de la objetividad que propone un ensayo o un estudio sesudo. Por eso animaría a todo el mundo a leerlo y me encantaría que gente muy diferente se aproximara a él, porque creo que, además, se puede divertir.